Un mundo de ILUSIONES

Este lugar es habitado por las niñas y los niños perdidos liderados por el héroe o quizás heroína, Peter Pan. La población de dicho país agrupa también a temibles piratas como el Capitán Garfio y salvajes indios. Otros tipos de seres como el hada, Campanilla y el Cocodrilo que se llevó la mano del Capitán Garfio habitan este lugar donde el tiempo no avanza y las aventuras predominan por cualquier rincón. De acuerdo con la leyenda, si alguien desea llegar a este lugar deberá de girar la segunda estrella a la derecha, volando hasta el amanecer.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Bondad

Durante la Guerra Civil, el presidente Abraham Lincoln visitaba a menudo los hospitales para conversar con los soldados heridos.
Una vez los médicos le señalaron a un joven soldado, ya próximo a la muerte, y Lincoln se acercó a su cama.
-¿Puedo hacer algo por usted? -preguntó.
Era obvio que el soldado no había reconocido al presidente; haciendo un esfuerzo, pudo susurrar:
-Por favor, ¿me escribiría una carta para mi madre?
Alguien le dio lápiz y papel; el presidente comenzó a escribir cuidadosamente lo que el joven lograba dictar:
"Mi queridísima madre: Fui malherido mientras cumplía con mi deber. Temo que no podré recuperarme. Por favor, no te aflijas demasiado por mí. Besa de mi parte a Mary y a John. Que Dios los bendiga, a ti y a mi padre.
Como el soldado estaba demasiado débil para continuar, Lincoln decidió firmar la carta por él y agregó:
"Escrita en nombre de su hijo por Abraham Lincoln".
El joven pidió ver la nota y quedó atónico al saber quién la había escrito.
-¿De veras es el presidente? 'preguntó.
-Sí, lo soy -replicó Lincoln tranquilamente. Luego quiso saber si había alguna otra cosa que pudiera hacer por él.
-Por favor, ¿quiere darme la mano? -pidió el soldado-. Eso me ayudará cuando llegue el fin.
En la silenciosa habitación, el alto y enjuto presidente tomó la mano del muchacho y pronunció unas cálidas palabra de aliento hasta que llegó la muerte.
(Desconozco el autor)

domingo, 29 de noviembre de 2009

La forma adecuada

Un bizcocho para ti
Un niño le contaba a su abuelita que todo iba mal: la escuela, problemas con la familia y enfermedades.
Entretanto, su abuela confeccionaba un bizcocho.
Después de escucharlo, la abuelita le dice: "¿Quieres una merienda?" a lo cual el niño le contesta:
Claro que sí.
"Toma, aquí tienes un poco de aceite de cocinar.
"Yuck" dice el niño.
Que te parecen un par de huevos crudos?
"ARRR, abuela!"
Entonces prefieres un poco de harina de trigo, o tal vez poco de levadura?
"Abuela, te has vuelto loca, todo eso sabe horrible!" a lo que la abuela responde:
"Sí, todas esas cosas parecen horribles, si las ves cada una aparte. Pero si las pones juntas en la forma adecuada, hacen un maravilloso y delicioso bizcocho."
(Anónimo)

sábado, 28 de noviembre de 2009

Quizás lo mejor está aún por venir.

El tenedor
Había una mujer que había sido diagnosticada con una enfermedad incurable y a la que le habían dado sólo tres meses de vida. Así que empezó a poner sus cosas "en orden". Contactó a su sacerdote y lo citó en su casa para discutir algunos aspectos de su última voluntad.
Le dijo cuáles canciones quería que se cantaran en su misa de cuerpo presente, qué lecturas hacer y con qué traje deseaba ser enterrada.
La mujer también solicitó ser enterrada con su Biblia favorita. Todo estaba en orden y el sacerdote se estaba preparando para irse cuando la mujer recordó algo muy importante para ella. "Hay algo más", dijo ella exaltada. "¿Qué es?" respondió el sacerdote. "Esto es muy importante", continuó la mujer. "Quiero ser enterrada con un tenedor en mi mano derecha." El sacerdote se quedó impávido mirando a la mujer, sin saber exactamente qué decir. "Eso lo sorprende, ¿o no?" preguntó la mujer. "Bueno, para ser honesto, estoy intrigado con la solicitud", dijo el sacerdote.
La mujer explicó: "En todos los años que he asistido a eventos sociales y cenas de compromiso, siempre recuerdo que cuando se retiraban los platos del platillo principal, alguien inevitablemente se agachaba y decía, 'Quédate con tu tenedor'. Era mi parte favorita porque sabía que algo mejor estaba por venir... como pastel de chocolate o dulce de manzana. ¡Algo maravilloso y sustancioso!
Así que quiero que la gente me vea dentro de mi ataúd con un tenedor en mi mano y quiero que se pregunten '¿Qué hará con ese tenedor?'. Después quiero que usted les diga: 'Se quedó con su tenedor porque lo mejor está por venir'.."
Los ojos del sacerdote se llenaron de lágrimas de alegría mientras abrazaba a la mujer despidiéndose. Él sabía que ésta sería una de las últimas veces que la vería antes de su muerte. Pero también sabía que la mujer tenía un mejor concepto del Cielo que él mismo. Ella sabía que algo mejor estaba por venir.
En el funeral la gente pasaba por el ataúd de la mujer y veían el precioso vestido que llevaba, su Biblia favorita y el tenedor puesto en su mano derecha.
Una y otra vez el sacerdote escuchó la pregunta: "¿Qué hará con el tenedor?" y una y otra vez él sonrió. Durante su mensaje el sacerdote les platicó a las personas la conversación que había tenido con la mujer poco tiempo antes de que muriera. También les habló acerca del tenedor y qué era lo que simbolizaba para ella. El sacerdote les dijo a las personas cómo él no podía dejar de pensar en el tenedor y también que probablemente ellos tampoco podrían dejar de pensar en él. Estaba en lo correcto.
(Anónimo)

viernes, 27 de noviembre de 2009

Arrepentirse libera

El juez y los presos
Un juez iba a liberar a un preso de la cárcel, por lo que hizo pasar a uno por uno a una "entrevista" con él para ver quien merecía ser liberado.
Al preguntar al primero la razón de su encarcelamiento, éste le dijo:
-"Estoy aquí porque me calumniaron y me acusaron injustamente".
Llamó al segundo y éste contestó:
-"Estoy aquí porque dicen que robé, pero es mentira".
De esta forma fueron pasando todos los presos y se declaraban inocentes. Hasta que llegó el último que dijo:
-"Estoy aquí porque maté un hombre. Hirió a mi familia y perdí el control. Por eso lo maté. Hoy me doy cuenta que hice mal y estoy muy arrepentido".
El juez se levantó y dijo:
-"Voy a liberar a este último preso".
Todos se quedaron perplejos y dijeron:
-"Pero, ¿por qué lo vas liberar a él?"
El juez contestó: -"El castigo es para los que esconden sus faltas. La misericordia para los que las reconocen y se arrepienten".
(Anónimo)

jueves, 26 de noviembre de 2009

Opiniones, prejuicios y creencias...

Un hombre joven fue a visitar a un viejo maestro con el fin de que lo instruyera. El anciano lo recibió cariñosamente y le invitó a una taza de té. Mientras tanto, el recién llegado no paraba de hablar sobre sus muchos conocimientos, experiencias y aventuras.
El sabio cogió la tetera y empezó a verter té sobre la taza de su invitado. Pero cuando el líquido había llegado casi al borde, continuó inclinando la tetera en lugar de parar, de tal modo que el humeante líquido comenzó a derramarse.
–¿Qué hace usted? –exclamó el joven sobresaltado –. ¿No se da cuenta de que la taza rebosa y el té se está mojando el suelo?
Y, sin dejar de verter líquido sobre la taza, el anciano maestro le respondió:
–Ilustro esta situación. Tú, al igual que la taza, estás ya lleno de tus propias opiniones, prejuicios y creencias. ¿De qué serviría entonces que yo intentara enseñarte algo si antes no te vacías?
(Anónimo)

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Educar» viene del latín «edúcere», que quiere decir exactamente: sacar de dentro

El caballo estaba dentro
Cuentan que un pequeño, vecino de un gran taller de escultura, entró un día en el estudio del escultor y vio en él un gigantesco bloque de piedra. Y que, dos meses después, al regresar, encontró en su lugar una preciosa estatua ecuestre. Y, volviéndose al escultor, le preguntó: «¿Y cómo sabías tú que dentro de aquel bloque había un caballo?».
La frase del pequeño era bastante más que una «gracia» infantil. Porque la verdad es que el caballo estaba , en realidad, ya dentro de aquel bloque. Y que la capacidad artística del escultor consistió precisamente en eso: en saber ver el caballo que había dentro, en irle quitando al bloque de piedra todo cuanto le sobraba.
El escultor no trabajó añadiendo trozos de caballo al bloque de piedra, sino liberando a la piedra de todo lo que le impedía mostrar al caballo ideal que tenía en su interior. El artista supo «ver» dentro lo que nadie veía. Ese fue su arte.
(Anónimo)

martes, 24 de noviembre de 2009

Lo que tengo que hacer... ¡lo hago!...

Palabras de un reloj
Trabajo más que cualquier mortal, pero más fácilmente porque lo hago segundo a segundo.
Tengo que hacer miles de tic-tacs para formar un día, pero dispongo de un segundo para hacer cada uno de ellos. No los quiero hacer todos a la vez. Nunca me preocupo de lo que hice ayer, ni de lo que tendré que hacer mañana.
Mi ocupación es de hoy... ¡aquí y ahora!
Sé que si hago lo de hoy bien, no tendré que molestarme por el pasado ni preocuparme por el futuro.
Tú, que eres persona, si quieres vivir tranquilo y tan feliz como yo, no trates de vivir toda tu vida, ni echarte todo el peso de tu trabajo en un solo día. ¡Vive ahora!
Haz el trabajo de cada día en su día. Te convencerás de que si se toma tiempo, siempre hay tiempo para todo.
Hay un modo difícil de hacer el trabajo que tiene que hacerse.
Si quieres encontrar el modo fácil... ¡mírame a mí! Nunca me preocupo, nunca me apresuro... ¡pero nunca me retraso! Lo que tengo que hacer... ¡lo hago!... ¡Ese es el secreto!
(Autor desconocido)

lunes, 23 de noviembre de 2009

Lo que tú hagas puede que lo hagan tus hijos

Un granjero se puso tan viejo que no podía trabajar ya más en los campos. Así que se pasaba el día solo sentado en el porche. Su hijo, aún trabajando en la granja, miraba arriba de vez en cuando y veía a su padre sentado allá. "No es de ningún uso ya más", el hijo pensaba para sí, "¡no hace nada!"
Un día el hijo se puso tan frustrado por esto, que construyó un ataúd de madera, lo arrastró hasta el porche, y le dijo a su padre que se metiera adentro. Sin decir nada, el padre se encaramó y entró. Después de cerrar la tapa, el hijo arrastró al ataúd hasta el borde de la granja en donde había un alto risco. Cuando se acercaba a la caída, escuchó un ligero golpeteo en la tapa desde adentro del ataúd. Lo abrió. Aún yaciendo allí pacíficamente, el padre miró a su hijo. "Sé que me vas a lanzar al peñasco, pero antes de que lo hagas, puedo sugerirte algo?" "¿Qué es?", replicó el hijo. "Lánzame sobre el peñasco, si lo quieres," dijo el padre, "pero salva este ataúd de buena madera. Tus hijos podrían necesitar usarlo."


Una Historia Zen, Anónimo.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Aunque sea en soledad…

Había un incendio en un gran bosque de bambú; el incendio formaba llamaradas impresionantes, de una altura extraordinaria. Una pequeña ave, muy pequeñita fue al río, mojó sus alas y regresó sobre el gran incendio, y las empezó a agitar para apagarlo; y volvía a regresar y volvía a ir una y otra vez; y los sabios que la observaban, sorprendidos la mandaron a llamar y le dijeron:
- Oye, ¿por qué estás haciendo eso? ¿Cómo es posible? ¿Cómo crees que con esas gotitas de agua puedas tú apagar un incendio de tales dimensiones? Date cuenta: No lo vas a lograr.
El ave humildemente contestó:
- ¡El bosque me ha dado tanto, le amo tanto, yo nací en él! Este bosque me ha enseñado la naturaleza, este bosque me ha dado todo mi ser, este bosque es mi origen y mi hogar y me voy a morir lanzando gotitas de amor, aunque no lo pueda apagar.
Los sabios entendieron lo que hacía la pequeña ave y le ayudaron a apagar el incendio.
(Anónimo)

sábado, 21 de noviembre de 2009

Con uno más la situación cambia

Un colibrí en una rama
¿Cuánto pesa un copo de nieve?... preguntaba un colibrí a una paloma.
La paloma respondió: nada, y el colibrí le contó:
Me posé en una rama de pino, cerca de su tronco. Empezaba a nevar. Como no tenía nada que hacer empecé a contar los copos mientras caían sobre las ramas de mi tronco. El número exacto fue 3.741.952. cuando cayó el siguiente copo (sin peso, como dices) la rama se rompió.
Dicho esto, el colibrí levantó el vuelo.

(Anónimo)

viernes, 20 de noviembre de 2009

La búsqueda de la felicidad

El árbol de la felicidad
Cuentan que hace muchos años un peregrino, tras caminar durante infinitas jornadas bajo el implacable sol de la India, deseó en su corazón poder descansar a la sombra de un árbol que le diera cobijo. De pronto, divisó a lo lejos un frondoso árbol, solitario en medio de la planicie. Cubierto de sudor y tambaleándose sobre sus fatigados pies, se encaminó alegremente hacia su deseo hecho realidad. «Al fin podré descansar», pensó, mientras se abría paso entre las tupidas ramas, que llegaban hasta el suelo.
¿Qué más podía pedir? Tendiéndose sobre la tierra en su refugio vegetal, trató de conciliar el sueño, pero el suelo estaba duro. Cuanto más trataba de ignorar su incomodidad, más le costaba conciliar el sueño. «Si al menos tuviera una cama...», pensó.
Al momento surgió una imponente cama, con impolutas sábanas de seda, digna de un sultán. Brocados, lujosos tejidos de Samarkanda y las más suaves pieles cubrían el lecho. Y es que, sin saberlo, el peregrino había ido a sentarse bajo el mítico árbol de los deseos: aquel árbol milagroso era capaz de convertir en realidad cualquier deseo expresado bajo sus ramas.
El hombre se acostó en el mullido lecho relajándose. «¡Me siento tan a gusto!», dijo para sí. «Es una pena que tenga tanta hambre». Súbitamente, ante él apareció una espléndida mesa cubierta con los más sabrosos manjares: ricos y variados platos exquisitamente preparados y servidos en la más lujosa de las vajillas. Sobre las más finas telas imbricadas de hilos preciosos se mezclaban oro, plata y finísimo cristal con las más exóticas frutas y sabrosos postres. Todas estas maravillas tomaron forma ante sus asombrados ojos. Todo aquello con lo que siempre había soñado en las solitarias noches de su largo peregrinar estaba ahora ante él. Y cuanto más comía, más comida aparecía: cada nuevo manjar era aún más sabroso y exquisito que el anterior.
Finalmente se dijo: «Ya no puedo más»... y en ese mismo momento la mesa y todas sus maravillas se desvanecieron en el aire. Al peregrino le embargaba un sentimiento de profunda felicidad. «No me moveré de aquí y seré por siempre feliz», pensó. Pero, de pronto, una idea terrible surcó su mente: «Claro que esta planicie es famosa por sus feroces tigres. ¿Qué sucedería si un tigre me descubriese? Sería terrible morir justo después de haber encontrado el árbol de la felicidad».
Fue una fracción de segundo, pero bastó. Cumpliendo su deseo, en aquel momento surgió de la nada un terrible tigre que devoró al temeroso peregrino.
Y así el árbol de la felicidad se quedó solo de nuevo, esperando la llegada de un ser humano de corazón completamente puro, que no anteponga el miedo ni la desconfianza a la búsqueda de su felicidad y la de los demás.
(Anónimo)

jueves, 19 de noviembre de 2009

La mejor familia

La mejor familia del mundo
Carlota espera ansiosa, en el orfanato, que la venga a buscar su nueva familia adoptiva. Durante toda la noche imagina cómo serán: ¿pasteleros?, ¿piratas?, ¿domadores de tigres?, ¿astronautas? Cuando lleguen Los Pérez, Carlota descubrirá que son todo eso y mucho más.
Una bonita mañana de mayo, Carlota estaba jugando en el jardín del orfanato cuando la directora la llamó a su despacho.
Te ha adoptado una familia, Carlota. Vendrán a por ti mañana dijo.
Por supuesto, los otros niños no tardaron en enterarse de la buena nueva.
¡Qué suerte!
¡Qué envidia!
¡Felicidades, Carlota!
¿Cómo crees que será tu nueva familia?
Carlota cruzó los dedos y pidió un deseo: "Espero que sea la mejor familia del mundo." Esa noche, Carlota no podía dormir de los nervios y pensó en cómo sería la familia perfecta. Imaginó que la adoptaba… ¡una familia de pasteleros!
Si la adoptaba una familia de pasteleros, viviría en una pastelería. Podría pasar el día entre tartas, torteles, bollos y bombones. Escribir mensajes de azúcar en las tartas y sorber el merengue de los pasteles de merengue. Tendría palmeras de chocolate para desayunar, comer, merendar y cenar. Sin duda, ¡una familia de pasteleros sería la mejor familia del mundo!
Aunque pensándolo mejor… Como seguía sin poder dormir, Carlota volvió a pensar en cómo sería la familia perfecta. Imaginó que la adoptaba… ¡una familia de piratas!
Si la adoptaba una familia de piratas, viviría en un barco pirata. Podría navegar por los siete mares. Pintar banderas de calaveras y huesos y buscar tesoros de doblones de oro. Luciría un mono en el hombro derecho, un loro en el izquierdo, un parche en el ojo y una pata de palo. Sin duda, ¡una familia de piratas sería la mejor familia del mundo!
Aunque pensándolo mejor… Como aún no podía dormir, Carlota volvió a pensar en cómo sería la familia perfecta. Imaginó que la adoptaba… ¡una familia de domadores de tigres!
Si la adoptaba una familia de domadores, viviría en un circo. Podría pasar el día jugando con los tigres. Rizar los bigotes de los cachorros y contar las rayas de su pelaje. Llevaría un tigre de bengala al colegio para ser la más popular del recreo. Sin duda, ¡una familia de domadores sería la mejor familia del mundo!
Aunque pensándolo mejor… Como todavía no conciliaba el sueño, Carlota volvió a pensar en cómo sería la familia perfecta. Imaginó que la adoptaba… ¡una familia de astronautas!
Si la adoptaba una familia de astronautas, viviría en una nave espacial. Podría visitar todos los planetas. Beber batidos en la Vía Láctea y bailar el hula hop con el anillo de Saturno. Contaría estrellas para dormirse por las noches. Sin duda, ¡una familia de astronautas sería la mejor familia del mundo!
Aunque pensándolo mejor… Con sorpresa, Carlota miró la ventana y descubrió que ya se había hecho de día. ¡Había pasado la noche entera sin dormir y su nueva familia ya había llegado a buscarla!
Los Pérez.
Leonor, la nueva madre de Carlota, es funcionaria de correos. No es pastelera pero, todas las tardes al volver del cole, nunca se olvida de comprarle a Carlota una enorme palmera de chocolate para merendar.
Roberto, el nuevo padre de Carlota, es agente de seguros. No es un pirata, pero le encanta jugar con Carlota a buscar tesoros escondidos en el descampado del barrio.
Elvira, la nueva abuela de Carlota, está jubilada. No es domadora de tigres, pero tiene dos gatos, Bigotes y Bruno, que se pasan el día dormitando en su regazo y les encantan las sardinas.
Pedro, el nuevo hermano de Carlota, estudia en el mismo colegio que ella. No es astronauta, pero ha decorado el techo del dormitorio con estrellas que brillan en la oscuridad para que él y Carlota puedan contarlas por la noche antes de dormir.
Y así, bajo el cielo estrellado de su habitación, Carlota Pérez por fin pudo dormir y no tuvo que imaginar más.
Había conseguido la mejor familia del mundo.
(Anónimo)

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Aprendizaje

LA RED
Un día dos hermanos fueron a pasear a un barrio de pescadores para ver un marinero que conocían. Lo encontraron sentado a la puerta de la cabaña, de bruces al mar, arreglando una red de pescar.
- Buenos días - les dijo el pescador -¿Como estáis?
- Muy bien, gracias - respondieron los pequeños -.
- ¿Y que buen viento os trae por aquí?
- Es que nos gustaría de llevar una barca, y como vos tenéis una, hemos pensado que quizás nos querríais enseñar, es lo que nos gusta más de todo.
- No diré que no - contestó el pescador -. Ahora tengo este trabajo entre manos, pero quizás sí que después os enseñare, primero el uno y después el otro, si es que tenéis ganas de aprender. Mirad, ahora me he de ir un momento; vosotros podéis continuar arreglando esta red que es necesario acabar; anudáis todos los hilos rotos. Y les enseñó como se hacían los nudos de la malla. Cuando ya estaba lejos, el hermano mayor empezó a mirar fuera.
- ¡Que bien que se ve el mar! - dijo -. Las olas van y vienen hasta la playa; casi hasta la puerta de la casa; parecen caballos cubiertos de espuma que salten adelante y atrás. Ven a verlo.
- No puedo, ahora - dijo el pequeño -.Estoy haciendo un nudo.
- ¡Mira! - gritó el mayor -. Ahora veo la barca. Danza encima las olas como una dama en un salón. Nunca había visto una cosa más bonita. ¡Ven a verlo, hombre!
- No puedo ahora - contestó el pequeño -. Estoy haciendo otro nudo.
- Que me gustaría de llevar la barca! - continuó el mayor -. Estoy cierto que el pescador me cogerá primero a mí porqué soy el mayor y sé más que tú. Ni siquiera he mirado cuando quería enseñarme de hacer los nudos porque ya sabía. En aquel momento llegó el pescador.
- Ya estoy listo. ¿Qué habéis hecho mientras yo estaba fuera?
- Yo he mirado la barca - dijo el más mayor -. ¡Qué bonita es! Me parece que ya me encuentro dentro.
- Yo he ido tirando nudos - dijo el pequeño -.
- Ale, pues, vamos - contesto el pescador cogiéndolo por la mano -; subiremos a la barca y te enseñaré a llevarla.
- ¡Pero si yo soy el mayor! - gritó el otro -. Y sé mucho más que no él.
- Quizás sí - respondió el pescador -; pero es necesario saber hacer nudos antes de aprender a llevar una barca.
- Ya he aprendido ha hacer nudos - exclamó el chico mayor -. Y sé hacerlos a las mil maravillas.
- ¿Ah sí? ¿Pero como puedo saberlo yo? - exclamó el pescador.
Y el pescador y el pequeño marcharon juntos con la barca, mar adentro.
(Anónimo)

lunes, 16 de noviembre de 2009

Los sueños

En el lugar más hermoso del universo vivía hace ya tiempo un niño llamado Sueño, que anhelaba crecer y conocer otros mundos. Mientras tanto, se entretenía por allá arriba, por las nubes, jugando y jugando sin parar.
Un día, Sueño se dio cuenta de que él no crecía como crecían sus amigos. Empezó entonces a sentirse muy débil y, poco a poco, perdió sus ganas de jugar.
De pronto, llegó un mensajero que llevaba consigo un maletín muy especial, el cual contenía alimentos para fortalecer y hacer crecer a Sueño. Desde el mismo instante en que aquel mensajero llegó, Sueño empezó a sentirse mejor y mejor, ya que cada día aquel misterioso mensajero lo alimentaba con manjares. Muchos caldos de constancia con fuerza, platos muy nutritivos de voluntad y trabajo, postres hechos a base de paciencia, fantásticos zumos hechos con decisión y, lo más importante, mucha, mucha esperanza.
Sueño creció y creció, y llegó a dejar de ser Sueño para convertirse en Meta. Y claro que siguió jugando, pero ya no por las nubes, sino aquí en la tierra, conociendo cada vez más mundos, como el de la felicidad y el de la satisfacción. Y un buen día Meta dejó de ser Meta y se transformó en Realidad.
(Anónimo)

domingo, 15 de noviembre de 2009

Las maravillas del mundo y lo olvidamos

¿Cuáles son las siete maravillas del mundo?
Un grupo de estudiantes de Geografía, estudiaban las siete maravillas del mundo. Al terminó de la clase, se le pidió hacer una lista de la que ellos consideraban deberían ser actualmente las 7 maravillas del Mundo.
A pesar de algunos desacuerdos, la mayoría votó por lo siguiente: Las pirámides de Egipto, El Taj Mahal, El Gran Cañón, El canal de Panamá, El Empire State, La Basílica de San Pedro y La Muralla China.
Mientras se hacía la votación el maestro notó que una estudiante permanecía callada y no había entregado aun su lista. Así que le preguntó si tenía problema para terminar de hacer su elección. La muchacha tímidamente respondió:
-Si, un poco. No podía decidirme pues son tantas las maravillas.
-Bueno, dinos lo que has escrito y tal vez podamos discutirlo.
La muchacha titubeó y después leyó: Creo que las siete maravillas de mundo son: Poder tocar, Poder saborear, Poder ver, Poder escuchar. Titubeando un poco continuó: Poder sentir, Poder reír, y...Poder amar.
Al terminar de leerlas el salón de clase quedó en un silencio absoluto. Son tantas las maravillosas que tenemos y no las valoramos.
(Anónimo)

sábado, 14 de noviembre de 2009

Los seres vivos evolucionamos

FÓSILES VIVIENTES
Un reducido grupo de tortugas vivía enclaustrado en un pequeño cercado, rodeado de un hermoso jardín pletórico de vida y color, con un suelo polvoriento y reseco como habitáculo.
Sus pesadas conchas eran su gloria y su cruz: les servían de eficaz defensa a la vez que las cerraban a toda evolución. Miraban las cosas y la vida con ojos apagados y paleontológicos desde la noche de tiempos remotos. Sin embargo, vivían contentas con su suerte y se arrastraban lentamente sobre sus sólidas patas con el orgullo de quienes se saben depositarios de la verdad.
Cierto día un grupo de jóvenes pasó por el lugar. Al contemplar su forma de vestir y comportarse, la más vieja comentó moviendo su flácida papada:
-¡Hay que ver cómo está el mundo! Todo cambia tan rápidamente…
-Afortunadamente –añadió otra que tenía estudios- nosotras no hemos evolucionado prácticamente desde el Terciario. Permanecemos fieles a lo que siempre fuimos.
-Tienes razón –dijo una tercera- pero me pregunto si no seremos más que un recuerdo del ayer que no despierta ningún interés al hombre de hoy.
Permanecer anclado en el pasado puede ser tentador pero nos transforma en muertos vivientes. Solo los seres vivos cambian, evolucionan, se adaptan como nos enseña la biología.
(A. González Paz)

viernes, 13 de noviembre de 2009

No rendirse

EL BARRENDERO Y EL DIAMANTE.
Un día, un barrendero de Alejandría encontró, mientras limpiaba una acera, una magnífica piedra preciosa. Pensó maravillado:
-Será un diamante? Iré a ver al joyero para que la examine.
Se dirigió al punto a ver al experto. Éste le dijo:
-Es, efectivamente, un diamante. El problema es que aquí nadie podrá decirte su valor. Para saberlo, tendrías que ir a Inglaterra.
-A Inglaterra! -respondió el barrendero atónito-. Pero cómo puedo ir yo allí?
-Espabílate!
El hombre vendió todo cuanto tenía, fue a ver a un pirata que poseía una nave y le dijo:
-No tengo más que este diamante... Y es preciso que vaya a Inglaterra para que me lo valoren. Te pagaré una vez allí, cuando lo haya vendido.
El pirata aceptó. Ordenó a la tripulación que le dieran el mejor camarote y rodeó de respeto a su nuevo viajero, pues se trataba de un hombre rico.
El viaje se desarrolló tranquilamente. Pero, un buen día, tras haber comido, el barrendero se durmió en la mesa, con el diamante puesto cerca de él.
Durante su sueño, vino un miembro de la tripulación a limpiar el camarote. Cogió el mantel sin prestar atención y lo sacudió por encima de la borda...y el diamante desapareció junto con las migajas en el océano...
Al despertar, el árabe se sintió morir. Se dio cuenta de que se hallaba en una situación extremadamente precaria, ya que no tenía nada con que pagar su viaje. Sabía lo que le esperaba. Se dijo:
-Si me dejo vencer por el desánimo, mi muerte es segura!... Trataré de poner buena cara al mal tiempo y esperaré a ver qué pasa.
Y esto es lo que hizo. Abandonó el camarote como si nada ocurriera y fingió una serenidad absoluta. El viaje prosiguió sin más problemas. Aunque no le llegaba la camisa al cuerpo, nuestro hombre no dejó traslucir nada y el pirata se siguió mostrando tan respetuoso como antes con él. Un buen día, este último le dijo:
-Tengo una cosa importante que preguntarle. Es usted un hombre poderoso. Siento por usted una gran admiración. Sabe que la nave va cargada de trigo. El problema es que, al llegar a Inglaterra, las autoridades no querrán confiar en mí. Puede que me pidan que pague unas tasas exorbitantes... O tal vez me digan que esta carga la he robado... No sé qué problemas me van a crear, pero, a fin de evitarlos, me permitiría usted poner este cargamento a su nombre. El barrendero aceptó sin discusión. El pirata añadió:
-En Inglaterra, ya lo arreglaremos. Le daré una comisión.
El pirata le hizo firmar distintos papeles que hicieron al árabe propietario de toda la carga.
Una vez en Inglaterra, el pirata vendió su cargamento a muy buen precio. Se vio en posesión de una gran fortuna, pero fulminado por un repentino ataque cardiaco murió justo después. El producto de la venta fue a parar entonces a nuestro barrendero que finalmente se salió con la suya y se hizo rico.
(Anónimo)

jueves, 12 de noviembre de 2009

Generosidad

Amor en cajita de leche
Dos hermanitos en puros harapos, uno de cinco años y el otro de diez, iban pidiendo un poco de comida por las casas de la calle que rodea la colina. Estaban hambrientos: "vaya a trabajar y no molesten", se oía detrás de la puerta; "aquí no hay nada, pordiosero...", decía otro...Las múltiples tentativas frustradas entristecían a los niños...
Por fin, una señora muy atenta les dijo: "Voy a ver si tengo algo para ustedes... ¡Pobrecitos!" Y volvió con una cajita de leche.
¡Que fiesta! Ambos se sentaron en la acera.
El más pequeño le dijo al de diez años: "tú eres el mayor, toma primero...y lo miraba con sus dientes blancos, con la boca medio abierta, relamiéndose".
Yo contemplaba la escena como tonto... ¡Si vieran al mayor mirando de reojo al pequeñito...!
Se lleva la cajita a la boca y, haciendo de cuenta que bebía, apretaba los labios fuertemente para que no le entre ni una sola gota de leche.
Después, extendiéndole la lata, decía al hermano: "Ahora es tu turno. Sólo un poquito."
Y el hermanito, dando un trago exclamaba: "¡Está sabrosa!"
"Ahora yo", dice el mayor. Y llevándose a la boca la cajita, ya medio vacía, no bebía nada. "
Ahora tú", "Ahora yo", "Ahora tú", "Ahora yo"...
Y, después de tres, cuatro, cinco o seis tragos, el menorcito, de cabello ondulado, barrigudito, con la camisa afuera, se acababa toda la leche... él solito.
Esos "ahora tú", "ahora yo" me llenaron los ojos de lágrimas... Y entonces, sucedió algo que me pareció extraordinario.
El mayor comenzó a cantar, a danzar, a jugar fútbol con la caja vacía de leche.
Estaba radiante, con el estómago vacío, pero con el corazón rebosante de alegría.
Brincaba con la naturalidad de quien no hace nada extraordinario, o aún mejor, con la naturalidad de quien está habituado a hacer cosas extraordinarias sin darles la mayor importancia.
De aquél muchacho podemos aprender una gran lección: "Quien da es más feliz que quien recibe."
Es así que debemos amar. Sacrificándonos con tanta naturalidad, con tal elegancia, con tal discreción, que los demás ni siquiera puedan agradecernos el servicio que les prestamos."
(Anónimo)

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Debemos mirarnos en el espejo

Un anciano, que tenía un grave problema de miopía, se consideraba un experto en evaluación de arte. Un día visitó un museo con algunos amigos. Se le olvidaron las gafas en su casa y no podía ver los cuadros con claridad, pero eso no lo detuvo para defender sus controvertidas opiniones. Tan pronto entraron en la sala, comenzó a criticar las diferentes pinturas.
Al detenerse ante lo que pensaba era un retrato de cuerpo entero, empezó a criticarlo. Con aire de superioridad dijo:
- El marco es completamente inadecuado para el cuadro. El hombre está vestido en una forma muy ordinaria y andrajosa. En realidad, el artista cometió un error imperdonable al seleccionar un sujeto tan vulgar y sucio para su retrato. Es una falta de respeto.
El anciano siguió su parloteo sin parar hasta que su esposa logró llegar hasta él entre la multitud y lo apartó discretamente para decirle en voz baja: "Querido, estás mirando un espejo".
(Anónimo)

martes, 10 de noviembre de 2009

La ventana limpia

Una pareja de recién casados se acababa de mudar a un barrio muy tranquilo. Cuando, tras la primera noche en su nueva casa, se levantaron a desayunar, la mujer reparó a través de la ventana en que un vecino al que todavía no conocía estaba colgando sus sábanas en el tendedero.
–¡Qué sucias cuelga las sábanas este hombre! No debe de usar un jabón muy bueno. ¡A ver si algún día me lo encuentro por la escalera y le recomiendo uno mejor! –exclamó, mientras su marido la miraba en silencio.
Y así, cada dos o tres días la mujer repetía su discurso y sus críticas mientras aquel hombre colgaba su colada para que se secase al sol.
Unas semanas más tarde, sin embargo, se sorprendió muchísimo al ver que las sábanas del vecino pendían limpísimas del cordel.
–¡Mira! –llamó a su esposo –: ¡por fin ha aprendido a hacer la colada en condiciones! ¿Quién le habrá enseñado?
–Nadie, cariño –le respondió su marido –. Lo que ocurre es que esta mañana me he levantado antes para limpiar los cristales, que ya estaban muy sucios.
(Anónimo)

lunes, 9 de noviembre de 2009

Mirar con los ojos del alma

LOS OJOS DEL ALMA
Los ojos del alma no son más que aquellos que usamos cuando hablamos con el corazón ciego y cuando perdidos por ese amor sereno se nos brota un te quiero de nuestros labios sinceros.
Es también cuando confiamos más allá de la verdad y cuando no nos importa la realidad pues cuando miramos con el alma es cuando parecemos vivir en otro lugar.
Es bonito mirar con los ojos del alma pues al hacerlo, no miramos defectos sino bellas cualidades. No buscamos mentir sino decir inmensas verdades, no buscamos lastimar sino dar un consejo, no reprochamos pero nos aceptamos tal y como somos porque simplemente vivimos, soñamos y amamos.
Mirar con el alma es volver a ser niño, crecer libres y a la vez felices...
Sentirnos cuando nuestro corazón enamorado regala bellos suspiros pues el amor es de ciegos que padecen de calma y ciegos somos todos los que miramos con el Alma.
(Anónimo)

domingo, 8 de noviembre de 2009

Respetemos las diferencias

Un hombre estaba poniendo flores en la tumba de su esposa, cuando vio a un hombre de China poniendo un plato con arroz en la tumba vecina.
El hombre se dirigió al chino y le preguntó:
-"Disculpe señor, ¿de verdad cree usted que el difunto vendrá a comer el arroz?
-"Sí -respondió el chino-, cuando el suyo venga a oler sus flores..." Moraleja: Respetar las opiniones del otro, es una de las mayores virtudes que un ser humano puede tener. Las personas son diferentes, por lo tanto actúan diferente y piensan diferente.
(Anónimo)

sábado, 7 de noviembre de 2009

La humildad de tomar con naturalidad lo que nos acontece

¿Sabes por qué el mar es tan grande? ¿Tan inmenso? ¿Tan poderoso ?Porque tuvo la humildad de ponerse algunos centímetros abajo de todos los ríos.
Sabiendo recibir, se volvió grande. Si quisiera ser el primero, muchos centímetros encima de todos los ríos, no sería mar, sino isla.Toda su agua iría para los otros y estaría aislado.
La pérdida forma parte de la vida.
La caída forma parte de la vida.
La muerte forma parte de la vida.
Es imposible vivir en plena satisfacción. Necesitamos aprender a perder, a caer, a equivocarnos y a morir.
Imposible ganar sin saber perder. Imposible andar sin saber caer. Imposible acertar sin equivocarse. Imposible vivir sin saber vivir.
Si tú aprendes a perder, a caer, a equivocarte, nadie podrá controlarte. Porque lo máximo que te puede ocurrir es caer, errar y perder. Y esto tú ya lo sabes.
Bienaventurado aquel que ya consigue recibir con la misma naturalidadel logro y la pérdida...el acierto y el error...el triunfo y la caída...
(Desconozco el autor)

viernes, 6 de noviembre de 2009

Somos diferentes


Cierta mañana, Buda estaba reunido con sus discípulos cuando un hombre se aproximó:
- ¿Existe Dios? -preguntó.
- Existe -respondió Buda.
Después del almuerzo, se acercó otro hombre:
- ¿Existe Dios? -quiso saber.
- No, no existe -dijo Buda.
Al atardecer un tercer hombre hizo la misma pregunta:
- ¿Existe Dios?
- Tendrás que decidirlo tú -respondió Buda.
En cuanto el hombre se fue, un discípulo comento indignado:
- Maestro, ¡que absurdo! ¿Cómo es que das respuestas diferentes para la misma pregunta?
- Porque son personas diferentes y cada una llegará a Dios por su propio camino.
· El primero tendrá fe en mi palabra.
· El segundo hará todo lo posible para probar que estoy equivocado.
· Y el tercero sólo cree en aquello que es capaz de escoger por sí mismo.
(Historias de Buda)

jueves, 5 de noviembre de 2009

Tener esperanza

" - No moriré tan fácil, soy un Guerrero.
- Si eres Guerrero, pelea con la Nada.
- Lo haría, pero no pude cruzar los límites de Fantasía.
(Gmork rió estrepitosamente).
- No le veo la gracia.
- Fantasía no tiene límites...
- Eso no es cierto, mientes!!!
- Niño tonto, no sabes nada de la historia de Fantasía. Es el mundo de las Fantasías humanas. Cada parte, cada criatura, pertenecen al mundo de los sueños y esperanzas de la humanidad. Por consiguiente, no existen límites para Fantasía...
- ¿Y por qué está muriendo entonces...?
-Porque los humanos están perdiendo sus esperanzas y olvidando a sus sueños. Así es como la Nada se vuelve más fuerte.
- ¿Qué es la Nada?
-Es el vacío que queda, la desolación que destruye este mundo y mi encomienda es ayudar a la Nada.
- ¿Por qué? -Porque el humano sin esperanzas es fácil de controlar y aquél que tenga el control, tendrá el Poder.
Michael Ende .-La historia interminable (fragmento)

miércoles, 4 de noviembre de 2009

¿Qué hemos aprendido?

Cajitas de música
Las personas se asemejan siempre a las Cajitas de Música... Sabes porqué??? Porque... Algunas tienen muchos adornos, pero por dentro están vacías... Otras no tienen adornos, pero por dentro tienen todo un jardín o están llenas de gemas brillantes.
Otras, cuando las abrimos, nos muestran su interior lleno de recovecos y muchas veces nos perdemos entre sus laberintos...
Luego, están aquellas cajitas que son transparentes, que las vemos con un solo darles una mirada y sabemos cómo van a actuar siempre...
Y siempre se me ha ocurrido que las personas son cajas musicales... que sólo las conocemos y amamos luego de oír la música de su interior... Porque esa música tiene algo de magia, algo muy hermoso lleno de vida, algo de muy dentro de su alma...
Y es lo que me ha pasado, he sentido la música de sus almas y precisamente por ello, quise enviarles la música de mi alma en esta cajita que les regalo hoy... para los que están y para los que por un algún u otro motivo no están y para los que espero que vuelvan.

Autor desconocido

martes, 3 de noviembre de 2009

A veces deberíamos decir gracias al recibir un daño

Un mono jugando con otro mono se le desprendió un hermoso coco que fue a dar a la cabeza de un hombre que dormitaba al pie del cocotero.
Despertó, lo recogió, le di un pequeño golpe bebió su jugo, se comió su carne, y con la cáscara se hizo una buena taza para beber.
(Anónimo)

lunes, 2 de noviembre de 2009

Hay quien piensa que cuando se da un consejo es por envidia

Cuentan que una persona, en camino hacia otra ciudad lejana, atravesando un paisaje inhóspito, sintió gran sed. A lo lejos, el hombre, distinguió una pequeña tienda de campaña, muy vieja, destrozada. Conforme se fue acercando vio como había más habitantes, pero viviendo en condiciones infrahumanas.Se detuvo en la primera choza y pidió un poco de agua. Se la llevaron, estaba caliente, salada, y el recipiente sucio. El hombre la bebió como pudo, quemando la garganta por la sal, calor, y asco.
El hombre dio las gracias, y pensó que a aquellas buenas gentes les convendría saber, que había ciudades, pueblos, a los que se podían llegar. Allí encontrarían agua fresca, vasijas adecuadas, tiendas y casas para vivir, frutas, baños....Y así se lo hizo saber a aquellos lugareños.
Aquella familia muy agradecida, lo invitó a cenar y a pasar la noche, para que descansara.
Pronto llegó el marido con unas seis ratas que había cogido en el campo para que la mujer las guisara en honor al huesped-caminante.
Pusieron la mesa, y efectivamente, aquel pobre hombre con un asco indecible, comió como pudo aquel manjar nada común.Se acostaron como pudieron, nuestro personaje detrás de una cortina, encima de una colchoneta, sin dormir toda la noche, oyó esta conversación entre los esposos:
La mujer le dijo al marido "¿Has oído lo que nuestro huésped, ha contado, esas historias de que hay otros pueblos que viven de otra manera?
El marido contestó a la mujer "No escuches esos camelos, estos son envidiosos, como otros que ya han venido. Cuando ven a gente como nosotros que vivimos en la prosperidad, con su casa, sus alimentos... quieren apartarlo de lo suyo."

Tomado de Eva de Vitray Meyerovitch (Le livre du Dedans)Biblioteca de cuentos maravillosos.