Un mundo de ILUSIONES

Este lugar es habitado por las niñas y los niños perdidos liderados por el héroe o quizás heroína, Peter Pan. La población de dicho país agrupa también a temibles piratas como el Capitán Garfio y salvajes indios. Otros tipos de seres como el hada, Campanilla y el Cocodrilo que se llevó la mano del Capitán Garfio habitan este lugar donde el tiempo no avanza y las aventuras predominan por cualquier rincón. De acuerdo con la leyenda, si alguien desea llegar a este lugar deberá de girar la segunda estrella a la derecha, volando hasta el amanecer.

sábado, 28 de marzo de 2009

No dejemos morir los sueños…

Cuenta una antigua historia india que el rey Vikram y su gran amigo y visir Butti solían disfrazarse para recorrer los barrios más pobres de su reino y así comprobar cómo era la vida de quienes allí moraban. Cierta noche, Butti se hizo pasar por un mercader extranjero, mientras que el rey adoptó el papel de su servidor. Paseando por un barrio extremadamente pobre, oyeron una música que provenía de una pequeña casucha. Al acercarse, escucharon con mayor claridad el sonido de una pandereta que acompañaba unos cantos. El rey Vikram espió el interior de la casa a través de una rendija.
- ¡Qué extraño!- exclamó el rey-. Veo aun anciano con una copa de plata en la mano que llora, una mujer con la cabeza afeitada que baila y un joven que canta y toca la pandereta. Amigo Butti, ¿puedes explicarlo?
- No mi rey, me temo que no.
- Entremos – ordenó Vikram-. Preguntémosles qué sucede. ¿Cómo pueden cantar y bailar en medio de tanta miseria?
- Majestad, dejad que llame yo. Se supone que vos sois mi servidor. Además, si les preguntamos directamente, podrían tomarlo a mal. Dejad que yo intente obtener una respuesta sin ofenderles.
Ambos estuvieron de acuerdo y Butti llamó a la puerta. La música cesó y segundos después el joven abrió.
- Buenas noches. Somos viajeros y buscamos un lugar donde pasar la noche – dijo Butti.
- Este es un barrio muy pobre – respondió el joven- y no encontrareis ninguna posada.
- ¡Qué contrariedad! – dijo Butti, que esperaba la respuesta-. Y dime… ¿sería posible gozar de vuestra hospitalidad? Nos iremos en cuanto amanezca y os pagaremos bien.
- Lo siento – contestó el joven-, pero estamos de duelo. No puedo invitaros.
- ¿De duelo? – intervino Vikram sin contenerse-. ¡Pero si estabais cantando y bailando!
- Disculpa a mi sirviente – intervino con rapidez Butti-. Es un alma sencilla y se impresiona con facilidad. Sin embargo . si nos lo permitieras, nos complacería unirnos a vuestro duelo. Es una costumbre de nuestras tierras, cuando se llega a una casa en duelo es menester sumarse a él.
- De acuerdo- dijo el joven tras considerarlo un momento-, si ese es vuestro deseo, pasad.
Una vez en el interior de la casa, pudieron ver a la mujer con la cabeza rapada y al anciano de mirada triste sentado. El joven los presentó como su esposa y su padre.
- Amable joven – intervino Butti con delicadez a-, sin pretender molestaros, ¿podrías contarnos por quién es el duelo ? Por un sueño – respondió el joven.
- ¿Un sueño? – repitió Butti.
- Sí. Hace mucho tiempo mi padre soñó que yo sería escriba y que sacaría a nuestra familia de la miseria en la que vivimos. Dedicó toda su vida y lo poco que tenía para que yo estudiase. Y ahora soy escriba pero no puedo ejercer. Unos días atrás, mi padre soñó que esta tarde vendría un príncipe y que me daría la oportunidad de ser escriba en su corte. Queríamos ofrecerle un trago de vino en una copa digna de él y, como no tenemos dinero , mi esposa ha vendido su larga cabellera para comprar esta copa de plata. Pero ya veis, es noche cerrada y no ha venido ningún príncipe. Mi esposa se ha quedado sin pelo, tenemos una copa inútil y mi padre está desconsolado. Cantamos y bailamos para intentar alegrarle.
Cuando hubo terminado de hablar, el joven volvió a tocar su pandereta y a entonar canciones con una voz que al rey y a su visir se les antojó más dulce que antes. Su esposa, tras una reverencia, reanudó su danza mientras el anciano los observaba. Vikram y Butti contemplaron el bello espectáculo hasta que despuntaron las primeras luces del alba.
Al día siguiente, Vikram y Butti se despidieron y emprendieron el regreso al palacio, no sin antes dejar una bolsa de monedas a los pies del anciano.
Días después, el rey no había conseguido olvidarse de aquel joven y decidió darle una oportunidad: anunció por toda la ciudad que se abriría un concurso para cubrir un puesto de escriba en la corte. Por la tarde, un buen número de aspirantes se acercaron a palacio, incluido el joven músico. La prueba constaba de una pregunta: ¿por qué un anciano con una copa de plata en la mano llora, un a mujer calva baila y un hombre canta alegremente al ritmo de una pandereta?
Evidentemente, solo hubo un ganador. El monarca felicitó personalmente al joven diciéndoles que le hacía muy feliz poder contar con personas capaces de cantar y bailar en la adversidad, personas que, como él, no estaban dispuestas a dejar morir sus sueños.

viernes, 27 de marzo de 2009

Los humanos tenemos la capacidad de volver a ponernos de pie, una y otra vez…

Según cuenta una leyenda, el ave Fénix vivía en el paraíso junto a Adán, Eva y el resto de los animales. Aparte de los humanos, el Fénix era el único habitante que tampoco cogía frutos del árbol prohibido. Pero el destino le tenía reservada una dolorosa jugada…
Cuando el primer hombre y su compañera fueron expulsados del paraíso, de la espada flameante del ángel que custodiaba la entrada escapó una chispa que acabó prendiendo fuego al nido del Fénix, matando al ave que dormía en él, ajeno a lo que sucedía a su alredor. Según cuenta esta versión de la historia, los ángeles, para recompensar al Fénix, que de nada era culpable, consiguieron revivirlo concediéndole eternamente el don de renacer de entre sus cenizas. Cuenta el mito – primero griego, después romano y más tarde cristiano – que, desde entonces, cunado el ave Fénix le llega la hora de morir, esta hace un nido de especias y hierbas aromáticas y deposita en él un único huevo. Dicen que allí permanece aguardando su muerte y que, al anochecer del día señalado, el pájaro arde, quemándose por completo y quedando reducido a cenizas. Pero , gracias al calor de aquella masa gris y tibia, al amanecer se rompe el cascarón de donde surge el mismo Fénix, más joven y fuerte, único y eterno.

jueves, 26 de marzo de 2009

Sentir y Sabor

Saber sentir el sabor
Érase una vez, en un pequeño poblado perdido entre las montañas, que vivían en una aldea recogida y alegre, un grupo de seres humanos. Hacían lo que suelen hacer la mayoría de estos seres: dormir, trabajar, comer, jugar y dormir. Pero he aquí que un día uno de ellos, por extraños motivos que nos llevarían a otras historias, decidió marchar de ese pueblo. Reunió a todos lo seres del pueblo y les manifestó su intención de salir más allá de las montañas para conocer lo que se "cocía" en otros lugares.
- ¿Para qué?- le preguntaron sus amigos.
- Porque quiero saber- les respondió.
Nuestro amigo, al que desde ahora llamaremos Sixto, se dirigió al norte, porque desde antiguo al pueblo habían llegado noticias, que allí era dónde existía más saber.
Pasó un tiempo sin noticias de Sixto, hasta que un buen día apareció en lontananza. Hubo gran alegría en el poblado, todos le rodeaban, le preguntaban, pero él venía cansado del viaje y pidió que le dejasen descansar. Al día siguiente, a la puerta de su casa, todo el mundo estaba reunido esperando que él apareciera.
Cuando lo hizo, todos prorrumpieron en aplausos y aclamándole le pedían que compartiera con ellos su saber.
- Bueno, veréis, lo único que he aprendido no puedo compartirlo con vosotros. !Oh! Que desilusión entre los seres del poblado.
-¿Por qué?- se atrevió a preguntar un niño (todos sabemos que los niños son muy atrevidos)
- Porque lo que he aprendido es a distinguir el sabor de las cosas.
Un murmullo de perplejidad se adueñó del pueblo.
- Veréis, amigos. Cuando llegué al norte, me sentí perdido. Había mucha gente, ciudades enormes, y en ese estado me encontraba cuando vi en un cartel que se daban cursos de cocina rápida. Como el hambre me acuciaba pensé que no vendría nada mal llenar el estómago con algo y de paso aprender a cocinar comidas diferentes. Entré pero, ¿sabéis?, el curso no era para aprender a cocinar, no. Era para aprender a saborear la comida.
-¡Oh!- murmuraron los del pueblo- Y eso ¿cómo se aprende?
-¡Ah! Amigos míos es bastante complicado de explicar con palabras -dijo Sixto- los profesores se limitaban a dibujar esquemas y diagramas en la pizarra, y nos decían: "Tenéis que sentir el sabor de ésta posición del esquema". Otro incidía: "No hay que dar vueltas buscando el mejor sabor. Sabor solo hay uno, y es aquel que no tiene sabor, porque en él están todos los sabores".
Y nos ponía el ejemplo de la luz blanca que se descompone en diferentes colores cuando pasa por un prisma. "El lugar -decía el jefe de cocina- donde hay y no hay luz blanca es el sabor sin sabor".
El pueblo entero estaba maravillado de esta explicación.
- Por favor, dibújanos esos esquemas. Nosotros queremos experimentar ese sabor sin sabor.
Sixto los miró con conmiseración, y quedamente les dijo:
- Amigos míos, esto es lo que me enseñaron en aquella ciudad, pero de regreso al pueblo me he dado cuenta, a través de procesos que si os lo contara a alguno de vosotros se volvería más confundido, digo que me he dado cuenta que todo eso no sirve para nada.
- ¡¿Qué?!- preguntó asombrado el pueblo.
- Os lo explicaré. La clave está en dos palabras: "sentir" y sabor". Vosotros queréis saber a que sabe el sabor sin sabor. ¿Es cierto?
- ¡Sí!
- Y yo os digo que lo importante es sentir ese sabor.
- ¡Ah!- los seres del poblado se miraron unos a otros.
Un niño, el mismo de antes, que por lo visto era un poco pesado con sus preguntas, dijo:
- Sixto, Sixto...
- Sí, niño, dime.
- ¿Podrías decirme, entonces, por qué esos señores que hablaban mediante gráficos del sabor sin sabor dan esas clases?¿Por qué utilizan esquemas si no son importantes?¿Por qué malgastan su tiempo y su energía en dar un arte objetivo a la subjetividad de la gente? ¿Por qué...?
- ¡Niño, calla! -gritó Sixto- Tú no puedes saberlo porque no has estado dónde yo he estado, ni has visto lo que yo he visto. Esas personas que dibujaban el sabor, sabían lo que estaban haciendo, lo transmitían de una manera especial, de tal forma que se introducía poco a poco en el organismo y ha sido ahora, al llegar al pueblo, cuando me he dado cuenta de que es lo realmente importante.
- ¡Dínoslo, Sixto, dínoslo! - gritó todo el pueblo.
- Hay que sentir el sabor, ya os lo he dicho.
- ¿Y cómo sabemos que es lo que sentimos si no tenemos un espejo en el cual mirarnos?, preguntó el mismo niño de antes.
Sixto miró con dulzura al niño y le dijo:
- Niño, ¡eres un pesado insolente!- sonrió y desapareció en su casa para darse un baño".

miércoles, 25 de marzo de 2009

Una minoría, de vez en cuando, escapa.

La prisión
Imagínate a un hombre que tiene que rescatar a gente de cierta prisión. Se ha decidido que sólo hay un modo plausible de llevar esto a cabo.
El libertador tiene que entrar en la prisión sin atraer la atención. Debe permanecer allí relativamente libre para actuar durante cierto período. La solución escogida es que entrará como convicto.
Por consiguiente, hace los preparativos, oportunos para que le capturen y le sentencien. Como otros que han caído víctimas de este sistema, se le envía a la prisión que es su meta. Cuando llega, sabe que se le ha despojado de cualquier posible dispositivo que le pudiese haber ayudado en una escapada. Todo lo que posee es su plan, su ingenio, su habilidad y su conocimiento. Por lo demás, tiene que arreglárselas con equipo improvisado, adquirido en la propia prisión.
El mayor problema es que los prisioneros sufren de psicosis carcelaria. Esto les hace pensar que su prisión es el mundo entero. Otra característica es el olvido de partes esenciales de su pasado. Por consiguiente, casi no poseen memoria alguna de la existencia, perfil y detalle del mundo exterior.
La historia de los compañeros de prisión de este hombre es una historia carcelaria. Sus vidas son vidas carcelarias. Piensan y actúan en base a ello.
Por ejemplo, en vez de acumular pan como provisión para la huida, lo moldean y hacen dominós con los cuales juegan. Saben que alguno de estos juegos son diversiones, pero otros los consideran reales. A las ratas, que podían entrenar como medio de comunicación con el exterior, las tratan como animales domésticos. Beben el líquido de limpieza que contiene alcohol, el cual les produce alucinaciones placenteras. Considerarían una triste pérdida, incluso un crimen, si alguien lo usase para drogar y dejar inconscientes a los guardianes, haciendo posible la huida.
El problema se agrava, ya que los desdichados han olvidado el significado de algunas de las palabras normales que hemos estado usando. Si les pides una definición para palabras tales como "provisiones", "viaje", "huida", obtendrías una lista de significaciones como "rancho carcelario", "caminar de un bloque de celdas a otro", y "evitar el castigo por parte de los guardianes".
"El mundo exterior" sonaría a sus oídos como una extraña contradicción: "Ya que éste es el mundo, este lugar donde vivimos -dirían-, ¿cómo puede haber otro fuera?".
El hombre que está trabajando en el plan de rescate, al principio, sólo puede actuar mediante analogía.
Hay pocos prisioneros que acepten sus analogías, ya que a ellos les parecen locos balbuceos. Cuando dice "necesitamos provisiones para nuestro viaje de huida al mundo exterior", por supuesto, a ellos les suena como el absurdo siguiente: "Necesitamos provisiones -alimentos para usar en la prisión- para nuestro viaje -trasladarnos de un bloque de celdas a otro- de huida -evitar el castigo de los guardianes- al mundo exterior -a la prisión exterior..."
Algunos de los prisioneros de mente más seria puede que digan que quieren entender el significado de sus palabras, pero ya han olvidado el lenguaje del mundo exterior.Cuando este hombre muere, algunos de los prisioneros hacen de sus palabras y actos un culto carcelario. Lo utilizan para consolarse a sí mismos y para encontrar argumentos contra el siguiente libertador que se las ingenie para llegar hasta ellos.
Sin embargo, una minoría, de vez en cuando, escapa.

Cuento de la tradición sufí, publicado en la recopilación de Idries Shah, "Caravana de sueños", en Editorial Kairós

martes, 24 de marzo de 2009

El amor y la pericia

La historia del cerrajero
Había una vez un cerrajero al que acusaron injustamente de unos delitos y lo condenaron a vivir en una prisión oscura y profunda. Cuando llevaba allí algún tiempo, su mujer, que lo quería muchísimo se presentó al rey y le suplicó que le permitiera por lo menos llevarle una alfombra a su marido para que pudiera cumplir con sus postraciones cada día. El rey consideró justa esa petición y dio permiso a la mujer para llevarle una alfombra para la oración.
El prisionero agradeció la alfombra a su mujer y cada día hacía fielmente sus postraciones sobre ella. Pasado un tiempo el hombre escapó de la prisión y cuando le preguntaban cómo lo había conseguido, él explicaba que después de años de hacer sus postraciones y de orar para salir de la prisión, comenzó a ver lo que tenía justo bajo las narices. Un buen día vio que su mujer había tejido en la alfombra el dibujo de la cerradura que lo mantenía prisionero. Cuando se dio cuenta de esto y comprendió que ya tenía en su poder toda la información que necesitaba para escapar, comenzó a hacerse amigo de sus guardias. Y los convenció de que todos vivirían mucho mejor si lo ayudaban y escapaban juntos de la prisión. Ellos estuvieron de acuerdo, puesto que aunque eran guardias comprendían que también estaban prisioneros. También deseaban escapar pero no tenían los medios para hacerlo.
Así pues, el cerrajero y sus guardias decidieron el siguiente plan: ellos le llevarían piezas de metal y él haría cosas útiles con ellas para venderlas en el mercado. Juntos amasarían recursos para la huída y del trozo de metal más fuerte que pudieran adquirir el cerrajero haría una llave. Una noche, cuando ya estaba todo preparado, el cerrajero y sus guardias abrieron la cerradura de la puerta de la prisión y salieron al frescor de la noche, donde estaba su amada esposa esperándolo. Dejó en la prisión la alfombra para orar, para que cualquier otro prisionero que fuera lo suficientemente listo para interpretar el dibujo de la alfombra también pudiera escapar. Así se reunió con su mujer, sus ex-guardias se hicieron sus amigos y todos vivieron en armonía. El amor y la pericia prevalecieron.
Cuento tradicional sufí

lunes, 23 de marzo de 2009

Oímos todos los sonidos?

Oye todos los sonidos
..Oye todos los sonidos que puedas detectar a tu alrededor.
¿Puedes oírlos todos? ¿Sonidos altos, sonidos bajos, el sonido de la voz?
¿Sabes lo que sucede cuando haces eso?
Entras en tus sentidos, y es allí donde está la experiencia.
Allí no hay abstracciones, no hay ideas.
Mira lo que estás mirando, escucha lo que estás escuchando, toca lo que estás tocando, siente lo que estás sintiendo.
Un famoso gurú se iluminó. Sus discípulos le preguntaban: "Maestro ¿qué consiguió como resultado de su iluminación?"
El hombre respondió: "Bien, voy a contarles lo que ella me dio: cuando como, como; cuando miro, miro:
cuando escucho, escucho.
Eso fue lo que ella me dio”
Los discípulos replicaron: “¡Pero todo el mundo hace eso! Y el maestro se rió a carcajadas. “¿Todo el mundo hace eso?”
¡Entonces todo el mundo debe estar iluminado!”…....
Anthony de Mello

domingo, 22 de marzo de 2009

Algunos persiguen la felicidad; otros la crean.


EL MAESTRO Y EL ALACRÁN
Un maestro oriental que vio cómo un alacrán se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó.
Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó, y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose. El maestro intentó sacarlo otra vez, y otra vez el alacrán lo picó.
Alguien que había observado todo, se acercó al maestro y le dijo:
Perdone, ¡pero usted es terco! ¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua lo picará?"
El maestro respondió:
"La naturaleza del alacrán es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar".
Y entonces, ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida.

sábado, 21 de marzo de 2009

Como el día y la noche... todo pasa...

TODO PASA
Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:- Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total... Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:- No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje - el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey- Pero no lo leas -le dijo- mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación.Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos.No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino...De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso: Simplemente decía: "ESTO TAMBIÉN PASARÁ". Mientras leía "esto también pasará" sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos. El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido.Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes... y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo: Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.- ¿Qué quieres decir? -preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.- Escucha -dijo el anciano- este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras.No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: "Esto también pasará", y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, porque el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado. Entonces el anciano le dijo:- Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. TODO PASA
Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:- Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total... Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:- No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje - el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey- Pero no lo leas -le dijo- mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación.Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos.No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino...De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso: Simplemente decía: "ESTO TAMBIÉN PASARÁ". Mientras leía "esto también pasará" sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos. El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido.Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes... y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo: Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.- ¿Qué quieres decir? -preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.- Escucha -dijo el anciano- este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras.No es sóloopo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: "Esto también pasará", y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, porque el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado. Entonces el anciano le dijo:- Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas. , hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.

viernes, 20 de marzo de 2009

Un corazón lleno de capas...


CORAZÓN DE CEBOLLA
Había una vez un huerto lleno de hortalizas, árboles frutales y toda clase de plantas. Como todos los huertos, tenía mucha frescura y agrado. Por eso daba gusto sentarse a la sombra de cualquier árbol a contemplar todo aquel verdor y a escuchar el canto de los pájaros. Pero de pronto, un buen día empezaron a nacer unas cebollas especiales. Cada una tenía un color diferente: rojo, amarillo, naranja, morado... El caso es que los colores erais irisados, deslumbradores, centelleantes, como el color de una sonrisa o el color de un bonito recuerdo. Después de sesudas investigaciones sobre la causa de aquel misterioso resplandor, resultó que cada cebolla tenía dentro, en el mismo corazón (porque también las cebollas tienen su propio corazón), un piedra preciosa. Esta tenía un topacio, la otra un aguamarina, aquella un lapizlázuli, de las más allá una esmeralda ... ¡Una verdadera maravilla!
Pero por una incomprensible razón razón se empezó a decir que aquello era peligroso, intolerante, inadecuado y hasta vergonzoso. Total, que las bellísimas cebollas tuvieron que empezar a esconder su piedra preciosa e íntima con capas y más capas, cada vez más oscuras y feas, para disimular cómo eran por dentro. Hasta que empezaron a convertirse en unas cebollas de lo más vulgar.
Pasó entonces por allí un sabio, que gustaba sentarse a la sombra del huerto y sabía tanto que entendía el lenguaje de las cebollas, y empezó a preguntarlas una por una - ¿Por qué no eres como eres por dentro? Y ellas le iban respondiendo: -Me obligaron a ser así... -Me fueron poniendo capas... incluso yo me puse algunas para que no me dijeran.... Algunas cebollas tenían hasta diez capas, y ya ni se acordaban de por qué se pusieron las primeras capas. Y al final el sabio se echó a llorar. Y cuando la gente lo vio llorando, pensó que llorar ante las cebollas era propio de personas muy inteligentes. Por eso todo el mundo sigue llorando cuando una cebolla nos abre su corazón. Y así será hasta el fin del mundo.

jueves, 19 de marzo de 2009

Da una vuelta a tu pensamiento y obtendrás un resultado mejor.


Por favor, ayúdeme, soy ciego ...
Había un hombre sentado en la esquina de una calle, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que, escrito con tiza blanca, decía:“Por favor, ayúdame, soy ciego”.

Un creativo de publicidad que iba de camino al trabajo se detuvo frente a él, leyó el letrero y se quedó pensativo. El ejecutivo observó que sólo había unas cuantas monedas en la gorra. Sin pedirle permiso, cogió el cartel, le dio la vuelta, tomó una tiza y escribió otra frase en la parte de detrás. A continuación volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego, y se marchó sin decir una palabra.

Por la tarde, el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna. Su gorra estaba llena de billetes y monedas.

El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él quien había cogido su cartel y había garabateado en él. ¿Qué es lo que usted ha escrito o pintado en mi tabla?, le preguntó con curiosidad el invidente.

El publicista le contestó:Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, aunque está expresado con otras palabras. El publicista sonrió y continuó su camino.El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel rezaba:“Hoy es primavera, y no puedo verla”.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Pagar el precio completo...


Se venden cachorros.

Un tendero estaba clavando sobre la puerta de su tienda un letrero que decía: Se venden cachorros. Letreros como ese tiene una atracción especial para los niños pequeños y efectivamente, un niño apareció bajo el letrero del tendero.
¿Cuánto cuestan los cachorros? -preguntó.

Entre 30 y 50 dólares-Respondió el tendero.
El niño metió la mano en su bolsillo y sacó un poco de cambio, -tengo 2.37 dólares, dijo ,¿puedo verlos, por favor?

El tendero sonrió y silbó, y de la caseta de los perros salió Dama, que corrió por el pasillo de la tienda seguida de cinco pequeñitas diminutas bolas de pelo. Un cachorro se estaba demorando considerablemente. El niño inmediatamente distinguió al cachorro rezagado ¡era cojo!.
¿Qué le pasa a ese perrito? -preguntó
El tendero le explicó que el veterinario había examinado al cachorro y había descubierto que le faltaba una cavidad de la cadera y que cojearía por siempre. Estaría lisiado toda su vida. El niño se entusiasmó.
Ese es el cachorro que quiero comprar- dijo.

No, tú no quieres comprar ese perrito. Sí realmente lo quieres, te lo voy a regalar- dijo el tendero.
El niño se enfadó mucho. Miró al tendero directo a los ojos, y moviendo el dedo replicó:
No quiero que me lo regale. Ese perrito vale exactamente tanto como los otros perros y voy a pagar su precio completo. De hecho, ahora le voy a dar 2.37 dólares y luego 50 centavos al mes hasta terminar de pagarlo.
El tendero contestó: Realmente no quieres comprar este perrito. Nunca va a poder correr, brincar ni jugar contigo como los otros cachorritos.
Al oír esto, el niño se agachó y se enrolló la pierna del pantalón para mostrar una pierna izquierda gravemente torcida, lisiada, sostenida por un gran aparato ortopédico de metal.Miró al tendero y suavemente le respondió.
Bueno, pues yo tampoco corro tan bien que digamos, y el cachorrito va a necesitar a alguien que lo entienda.

martes, 17 de marzo de 2009

La sabiduría no provenía de su cerebro sino de su gran corazón...


El hombre que llevaba sombrero de Panamá.
Hubo una vez un hombreque era muy inteligente y amable,el hombre más inteligente y amable que jamás pudieras imaginar.
Los médicos querían descubrirla razón de su extraordinaria sabiduría,así que aceptó que le operaran.
Los médicos investigaron dentro de su cerebropero no pudieron encontrar nada especial,nada que fuera diferente de cualquier otro hombre.
Así que hubo una gran discusión científica sobre la ausencia de hallazgos…y la comunidad científica sugirióque debía ser examinado una vez más.
Así que volvió a llevar vendas alrededor de su cabeza para evitar que escapara su ‘sabiduría’.
Pero Ángela, su bella y encantadora esposa, decidió hacerle un regalo.
Era un bonito sombrero de Panamá.
Llevó el sombrero de Panamá durante la primavera y todo el verano para cubrir su cabeza y evitar que su ‘sabiduría’ escapara como predecían los médicos.
Pero el hombre se acostumbró a usar el sombrero y lo continuó llevando durante todas las estaciones del año.
Así que pronto los sombreros de Panamá se pusieron de moda.Todo el mundo quería llevarlos porque se habían convertido en símbolo de su sabiduría.
Algunos años después, los médicos se dieron por vencidos porque no lograban encontrar ninguna pista sobre la razón de su sabiduría, ni siquiera con las más sofisticadas técnicas de neuroimagen.
Lo que los médicos no sabían era que la sabiduría de ese hombre no provenía de su cabeza sino de un lugar más profundo. Un lugar en el que los médicos nunca pensaron, donde nunca miraron…y sólo su esposa y su hija, Tristin Elizabeth, sabían.
El secreto familiar se transmitió de generación en generación.
Los descendientes del hombre sabio continuaron usando sombreros de Panamá y cuando veían a una mujer hermosa,que les recordaba a Ángela,
.. o alguien que merece respeto,hacían un gesto aprendido de sus antecesores:se quitaban el sombrero, inclinaban la cabeza y amablemente apoyaban el sombrero cerca del corazón.
Todavía hoy, alguna gente lo hace,como símbolo de sabiduría, de simpatía y amabilidadsin saber que este gesto desvela el secreto familiar…Que la sabiduría de‘El hombre que llevaba sombrero de Panamá’no provenía de su cerebro sino de su gran corazón.
Oyakudachi (palabra japonesa que significa ponerse en el lugar del otro) basado en una historia real.

lunes, 16 de marzo de 2009

Lo mejor merece un riesgo...

La botella.
Un hombre estaba perdido en el desierto, destinado a morir de sed, por su buena ventura, llegó a una cabaña vieja, desmoronada sin ventanas, sin techos, el hombre anduvo por ahí y se encontró con una pequeña sombra dónde acomodarse para huir del calor y del sol desértico, mirando a su alrededor, vio una vieja bomba de agua, toda oxidada, él se arrastró hacia allí, tomó de la manivela y comenzó a bombear, a bombear y a bombear sin parar, pero nada sucedía!
Desilusionado, cayó postrado para atrás, notó que a su lado había una botella vieja, la miró, la limpió de todo el polvo que la rodeaba, y pudo leer un recado que decía: Usted necesita primero preparar la bomba con toda el agua que contiene esta botella mi amigo, después, por favor tenga la gentileza de llenarla nuevamente antes de marchar.
El hombre desenroscó la tapa de la botella, y en realidad, ahí estaba el agua la botella estaba llena de agua!, de repente, él se vio en un dilema, si bebiese aquella agua, él podría sobrevivir, pero si la vertía en esa bomba vieja y oxidada, tal vez obtendría agua fresca, bien fría, del fondo del pozo, y podría tomar toda el agua que él quisiese, o tal vez no, tal vez, la bomba no funcionaría y el agua de la botella sería desperdiciada!
Qué debiera hacer? derramar el agua en la bomba y esperar a que saliese agua fresca o beber el agua vieja de la botella e ignorar el mensaje?, debiera perder toda aquella agua en la esperanza de aquellas instrucciones poco confiables escritas no se cuánto tiempo atrás?
Con reluctancia, el hombre derramó toda el agua en la bomba, enseguida agarró la manivela y comenzó a bombear y la bomba comenzó a rechinar sin parar, nada pasaba! la bomba continuaba con sus ruidos y entonces surgió un hilo de agua, después un pequeño flujo y finalmente, el agua corrió con abundancia, agua fresca, cristalina, él llenó la botella y bebió ansiosamente, la llenó otra vez y tomó aún más de su contenido refrescante!
Enseguida, la llenó de nuevo para el próximo viajante, la llenó hasta la boca, tomó la pequeña nota y aumentó la frase “Créame que funciona”, usted tiene que dar toda el agua, antes de obtenerla nuevamente!

domingo, 15 de marzo de 2009

La capacidad de decidir, no la casualidad, es lo que determina el destino del hombre


La soledad de un anciano
Sentado en una banqueta, con los pies descalzos sobre las baldosas rotas de la vereda, su gorra marrón ya gastada, su bigote blanco y sus arrugadas manos sosteniendo un bastón viejo de madera, cuyo mango estaba envuelto con un trapo blanco lleno de las marcas propias del uso de años; sus pantalones, que arremangados dejaban libres sus pantorrillas, una camisa blanca con flecos del tiempo, mal abotonada, y un chaleco de lana, tejido seguramente a mano; miraba la nada, desde la precisa y envidiable perspectiva que da la experiencia.
El viejo lloró, y en su única lágrima expresó tanto, que me fue muy difícil acercarme, preguntarle , o siquiera consolarlo. Por enfrente de su casa pasé mirándolo y al cambiar su mirada fijándola en mí, le sonreí y lo saludé con un gesto, aunque no crucé la calle; es que no me animé, pues no lo conocía y si bien entendí, que en la mirada de aquella lágrima demostraba una gran necesidad, seguí mi camino, sin lograr convencerme que hacía lo correcto.
En mi camino guardé esa imagen fundida en mis recuerdos; su mirada que encontró la mía en el infinito de la nada, ese lugar donde no se encuentran más que decepciones, ya que inmediata e imperdonablemente le había negado aquellas imperiosas respuestas.
Traté de olvidarme. Caminé rápido, como escapándome. Compré un libro y al llegar a casa comencé a leerlo, esperando que el tiempo borrara esa presencia... "Los viejos no lloran así por nada", me dije.
Esa noche me costó dormir, pues la conciencia no entiende de horarios y decidí que a la mañana del día siguiente volvería a la casa, y conversaría con él, tal como entendí me lo había pedido; y luego de vencer mi pena, logré dormirme. Muy temprano desperté aquel día y como si fuera hoy, recuerdo, preparé un termo con café, compré panecillos y muy deprisa fui a la casa, convencido que tendríamos mucho para conversar.
Golpeé la puerta, y una voz muy rasposa me indicaba que en segundos sería atendido. Luego de abrir, con el necesario esfuerzo para que las rechinantes bisagras cedieran. Salió otro hombre.
- ¿Qué desea?- Preguntó, mirándome con un gesto adusto.
- Busco al anciano que vive en esta casa.- Contesté.
- Mi padre murió ayer por la tarde- Dijo entre lágrimas.
- ¡Murió!- Dije decepcionado. Las piernas se me aflojaron, la mente se me nubló y los ojos se me humedecieron.
- ¿Usted quien es?- Volvió a preguntar.
- En realidad nadie- Contesté y agregué- Ayer pasé por la puerta de su casa y estaba su padre sentado, ví que lloraba y a pesar de que lo saludé no me detuve a preguntarle qué le sucedía, pero hoy volví para hablar con él, aunque veo que es tarde.
- Usted es la persona de quien hablaba en su diario.- dijo.
Extrañado por lo que me decía, lo miré pidiéndole me explicara.
- Por favor, pase- Me dijo aún sin contestarme.
Luego de servir un poco de café, me llevó hasta donde estaba su diario, y leyó algo de la última hoja:- "Hoy me regalaron una sonrisa plena, y un saludo amable... hoy es un día bello".
Tuve que sentarme, fue difícil de digerir aquello. Me dolió el alma de sólo pensar lo importante que hubiera sido para ese hombre que yo cruzara aquella calle.
Me levanté lentamente y al mirar al hombre. Le dije:
- Si yo hubiera cruzado de verdad y hubiera conversado unos instantes con su padre...
Pero me interrumpió y con los ojos humedecidos de llanto dijo:- Si yo hubiera venido a visitarlo al menos una vez este último año, quizás su saludo y su sonrisa no hubieran significado tanto.

sábado, 14 de marzo de 2009

Prepotencia, desprecio e ingratitud


La rosa y el Sapo
Había una vez una rosa roja muy bella, se sentía de maravilla al saber que era la rosa más bella del jardín.
Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos. ....
Se dio cuenta de que al lado de ella siempre había un sapo grande y oscuro, y que era por eso que nadie se acercaba a verla de cerca. Indignada ante lo descubierto le ordenó al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo: Está bien, si así lo quieres.

Poco tiempo después el sapo pasó por donde estaba la rosa: y se sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos.
-Le dijo entonces: Vaya que te ves mal. ¿Qué te pasó?
La rosa contestó: Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual.
El sapo solo contestó: Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.

viernes, 13 de marzo de 2009

Rechaza el mal que te venga de afuera

Vivir como las flores
... Maestro, ¿qué debo hacer para no quedarme molesto?.. Algunas personas hablan demasiado, otras son ignorantes. Algunas son indiferentes. Siento odio por aquellas que son mentirosas y sufro con aquellas que calumnian.
- ¡Pues, vive como las flores!, advirtió el maestro.
- Y ¿cómo es vivir como las flores?, preguntó el discípulo.
- Pon atención a esas flores -continuó el maestro, señalando unos lirios
que crecían en el jardín.
Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas. Extraen
del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no
permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos.
Es justo angustiarse con las propias culpas, pero no es sabio permitir que
los vicios de los demás te incomoden. Los defectos de ellos son de ellos y
no tuyos. Y si no son tuyos, no hay motivo para molestarse... Ejercita
pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera y perfuma
la vida de los demás haciendo el bien.
Ésto, es vivir como las flores.

jueves, 12 de marzo de 2009

Hay problemas que son de tod@s...


EL RATÓN Y LA RATONERA

Un ratón, mirando por un agujero en la pared ve a un granjero y su esposa abriendo un paquete.. Pensó, luego, qué tipo de comida podía haber allí..

Quedó aterrorizado cuando descubrió que era una ratonera .

Fue corriendo al patio de la Granja a advertir a todos:Hay una ratonera en la casa, una ratonera en la casa!

La gallina, que estaba cacareando y escarbando, levanto la cabeza ydijo: Discúlpeme Sr. Ratón, yo entiendo que es un gran problema para usted,más no me perjudica en nada, no me incomoda.

El ratón fue hasta el cordero y le dice: Hay una ratonera en la casa, una ratonera! ... Discúlpeme Sr. Ratón, más no hay nada que yo pueda hacer, solamente pedir por usted. Quédese tranquilo que será recordado en mis oraciones.

El ratón se dirigió entonces a la vaca! ., y la vaca le dijo :Pero acaso, estoy en peligro? Pienso que no.

Entonces el ratón volvió a la casa, preocupado y abatido, para encarar ala ratonera del granjero.

Aquella noche se oyó un gran barullo, como el de una ratonera atrapando su víctima.

La mujer del granjero corrió para ver lo que había atrapado.En la oscuridad, ella no vio que la ratonera atrapó la cola de una cobravenenosa. La cobra picó a la mujer.

El granjero la llevó inmediatamente al hospital. Ella volvió con fiebre.

Todo el mundo sabe que para alimentar alguien con fiebre, nada mejor que una sopa.

El granjero agarró su cuchillo y fue a buscar el ingredienteprincipal: la gallina.

Como la enfermedad de la mujer continuaba, los amigos y vecinos fueron a visitarla.

Para alimentarlos, el granjero mató el cordero.

La mujer no mejoró y acabó muriendo.El granjero entonces vendió la vaca al matadero para cubrir! los gastosdel funeral.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Crecer con raíces própias ...


El roble y la hiedra
Un hombre edificó su casa. Y la embelleció con un jardín interno. En el centro plantó un roble. Y el roble creció lentamente. Día a día echaba raíces y fortalecía su tallo, para convertirlo en tronco, capaz de resistir los vientos y las tormentas.Junto a la pared de su casa plantó una hiedra y la hiedra comenzó a levantarse velozmente. Todos los días extendía sus tentáculos llenos de ventosas, y se iba alzando adherida a la pared.Al cabo de un tiempo la hiedra caminaba sobre los tejados. El roble crecía silenciosa y lentamente.- ¿Cómo estás, amigo roble?, preguntó una mañana la hiedra.- Bien, mi amiga, contestó el roble.- Eso dices porque nunca llegaste hasta esta altura , agregó la hiedra con mucha ironía. Desde aquí se ve todo tan distinto. A veces me da pena verte siempre allá en el fondo del patio.- No te burles, amiga, respondió muy humilde el roble. Recuerda que lo importante no es crecer deprisa, sino con firmeza .Entonces la hiedra lanzó una carcajada burlona.Y el tiempo siguió su marcha.El roble creció con su ritmo firme y lento.Las paredes de la casa envejecieron.Una fuerte tormenta sacudió con un ciclón la casa y su jardín. Fue una noche terrible.El roble se aferró con sus raíces para mantenerse erguido. La hiedra se aferró con sus ventosas al viejo muro para no ser derribada. La lucha fue dura y prolongada.Al amanecer, el dueño de la casa recorrió su jardín, y vio que la hiedra había sido desprendida de la pared, y estaba enredada sobre sí misma, en el suelo, al pie del roble. Y el hombre arrancó la hiedra, y la quemó.Mientras tanto el roble reflexionaba: Es mejor crecer sobre raíces propias y crear un tronco fuerte, que ganar altura con rapidez, colgados de la seguridad de otros.

martes, 10 de marzo de 2009

Cometer errores es de humanos y de sabios pedir perdón

EL SACO DE PLUMAS

Había una vez un hombre que calumnió grandemente a un amigo suyo, todo por la envidia que le tuvo al ver el éxito que este había alcanzado.
Tiempo después se arrepintió de la ruina que trajo con sus calumnias a ese amigo, y visitó a un hombre muy sabio a quien le dijo:
"Quiero arreglar todo el mal que hice a mi amigo. ¿Cómo puedo hacerlo?",a lo que el hombre respondió: "Toma un saco lleno de plumas ligeras y pequeñas y suelta una donde vayas".El hombre muy contento por aquello tan fácil tomó el saco lleno de plumas y al cabo de un día las había soltado todas.
Volvió donde el sabio y le dijo: "Ya he terminado",
a lo que el sabio contestó: "Esa es la parte más fácil.Ahora debes volver a llenar el saco con las mismas plumas que soltaste.Sal a la calle y búscalas". El hombre se sintió muy triste, pues sabía lo que eso significaba y no pudo juntar casi ninguna.Al volver, el hombre sabio le dijo:"Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, así mismo el mal que hiciste voló de boca en boca y el daño ya está hecho. Lo único que puedes hacer es pedirle perdón a tu amigo, pues no hay forma de revertir lo que hiciste".

lunes, 9 de marzo de 2009

Pintaría un sueño...


LA MARIONETA DE TRAPO
Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo, y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero, en definitiva, pensaría todo lo que digo. Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.
Dormiría poco y soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos perdemos sesenta segundo de luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás se duermen, escucharía mientras los demás hablan, y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate…
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando al descubierto no solamente mi cuerpo, sino mi alma.
Dios mío, si yo tuviera un corazón… Escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol.
Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que le ofrecería a la luna.
Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos…
Dios mío si yo tuviera un trozo de vida… No dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer de que ella es mi favorita y viviría enamorado del amor.
A los hombres, les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas, pero dejaría que él solo aprendiese a volar. A los viejos, a mis viejos, les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes los hombres… He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.
He aprendido que un hombre únicamente tiene derecho a mirar a otro hombre hacia abajo, cuando ha de ayudarlo a levantarse.
Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero finalmente mucho no habrán de servir porque cuando me guarden dentro de esta maleta, infelizmente me estaré muriendo…

domingo, 8 de marzo de 2009

Ella sí puede


EL TEST
Eran las ocho de la mañana e Inés ya se había despertado con el sonido de su reloj alarma ¡que yo creo, que a nadie le gusta!
- ¡Inés, espabila que tienes que hacer tu cama!- dijo su madre.
- ¡Ya voy, mamá!
-Inés, su madre y su padre desayunaron tranquilamente las tostadas con mermelada y paté.
Entre tanto Inés dijo:
- Hoy, en la escuela, nos van a hacer un test sobre lo que queremos ser de mayores.
- Ya ,pero ahora vas a ir a preparar la mochila y cepillarte los dientes para ir al colegio.
- Sí, mamá.
Cuando llegó, se dio cuenta de que ya no había gente en el patio y que había llegado tarde a clase. Subió las escaleras a toda velocidad y, cuando llegó a su clase, estaban repartiendo el test. Intentó decir buenos días pero no pudo, porque estaba sin aliento. Así que dejó su cartera, se sentó en su pupitre y se puso a rellenar el cuestionario, cuando el profesor le preguntó:
- ¿Inés, por qué has llegado tarde?
- ¡¡Sí!! - dijo Inés dando un brinco en el pupitre - se me ha hecho tarde por el camino - contestó.
Cuando llegó el recreo todas las "cotillas" empezaron a comentar entre sí lo que habían puesto en el test.
- ¿Y tú qué has puesto, Inés? - preguntó la que bien se podía decir que era la jefa del grupo.
- Esto ...yo...¡quiero ser bombero! - dijo por fin.
A todas les hizo gracia y se echaron a reír.
- ¿Te pasa algo? ¿Te has dado un golpe en la cabeza? ¿Te has comido un lápiz? - preguntó la más cotilla. Y las demás rieron la gracia como si se tratara de un chiste bueno.
Inés ya estaba a punto de reventar y tirarse encima de Laura. Pero cuando ya se estaba levantando ... Sonó la campana de fin de recreo.
En la clase de mates Inés no se enteró de nada pues tenía la mente ocupada por lo que decían sus compañeras de lo que quería ser de mayor.
Al llegar a casa Inés estaba de mal humor y, para colmo, le hicieron un interrogatorio de agárrate y no te menés. Todo era:
- Inés, ¿qué tal el test? Inés, ¿qué quieres ser de mayor?
Inés hecha una fiera corrió hacia su habitación. Sus padres se extrañaron.
***********************************************
Aunque ya han pasado bastantes años, Inés sigue queriendo ser bombero.
- ¿Estás segura? - le preguntó su madre.
- Claro que sí, mamá - contestó Inés.
- Hoy es el día de las pruebas de bombero.
- Ya lo sé, papá.
Inés partió con su padre y su madre al parque de bomberos.
Nuestra futura bombera se temía que el jurado no la aceptara por ser mujer. Pero tuvo el valor y siguió adelante. Llegó con una idea fija: "¡Ser bombero!".
Las pruebas no eran nada fáciles:
- No tener miedo al fuego.
- No tener vértigo.
- Saber subir una escalera.
Además de Inés se presentaba a las pruebas Jorge. Ambos hicieron el examen al mismo tiempo. Si soy sincero, las hizo mejor Inés, pues Jorge se cayó dos veces y casi vomita cuando estaba subiendo las escaleras.
Así que el trabajo se lo dieron a Inés, y a Jorge decidieron darle el puesto de conductor del camión cisterna.
Inés fue muy buena bombera, porque ya lo dice el refrán: "SI UNO QUIERE, UNO PUEDE".
ANDRÉS RODRÍGUEZ MUÑOZ

sábado, 7 de marzo de 2009

¿Somos injustos con el diablo?


Un día el Diablo le dijo a Dios...
"¿Qué es esto? ¡Qué injusto! Haga lo que haga la gente, siempre que ocurre algo malo me echan la culpa a mí. ¿Qué culpa tengo yo? ¡Soy inocente! Mira, te mostraré como me culpan por todo". Había un fuerte carnero sujeto a una cuerda, que a su vez, estaba atada a una estaca. El Diablo aflojó la estaca y dijo: "Esto es todo lo que voy a hacer". El carnero dio un tirón y arrancó la estaca del suelo. La puerta de la casa de su propietario estaba abierta y, en la entrada, había un hermoso espejo, enorme y antiguo. El carnero vio su reflejo en el espejo, agachó la cabeza y atacó. La luna quedó destrozada. La dueña de la casa corrió escaleras abajo y vio su hermoso espejo, que había estado en la familia durante años, completamente destrozado. Enfurecida, les gritó a los sirvientes: "¡Cortadle la cabeza a ese carnero! ¡Matadlo!". Así que los sirvientes mataron al animal. Pero aquel carnero era una bestia especialmente querida de su marido, que le había dado de comer de su mano cuando era pequeño. Así que al llegar a casa halló a su hermoso carnero muerto. "¿Quién le ha matado? ¿Quién ha podido hacer algo tan terrible?". Su mujer gritó:"Yo maté a tu carnero. Lo hice porque había destrozado ese espejo tan hermoso que me habían legado mis padres". El marido, airado, replicó: "En ese caso, me divorcio de ti". Los chismosos del vecindario les dijeron a los hermanos de la mujer que su marido iba a divorciarse de ella por causa del carnero que había matado. Los hermanos se pusieron furiosos. Reunieron a sus parientes y salieron por el marido, armados con fusiles y espadas. El marido oyó que venían y llamó a sus propios parientes a defenderle. Las dos familias comenzaron una disputa en la que se quemaron muchas casas y murieron muchas personas. El Diablo dijo: "¿Ves? ¿Qué he hecho yo? Tan sólo mover la estaca. ¿Por qué voy a ser responsable de todas las cosas terribles que se hicieron los unos a los otros? Yo tan sólo aflojé un poquito la estaca".

Vigila tu estaca.

Cuento de la tradición Sufí.

viernes, 6 de marzo de 2009

El precio que cada uno está dispuesto a pagar para vencer


La honestidad
Se cuenta que por el año 250 AEC, en la China antigua, un príncipe de la región norte del país, estaba en vísperas de ser coronado emperador, pero de acuerdo con la ley, debía estar casado.
Sabiendo esto, resolvió hacer una competencia entre las doncellas de la corte que se hallasen dignas de su propuesta. Al día siguiente, el príncipe anunció que ofrecería una celebración especial para las pretendientes al puesto y allí les lanzaría un desafío.
Una vieja señora, sierva del palacio por muchos años, oyendo los comentarios sobre los preparativos, sintió una ligera tristeza, pues sabía que su joven hija guardaba un sentimiento profundo de amor por el príncipe. Al llegar a casa y relatarle los planes del príncipe, se asombró al saber que ella pretendía ir a la ceremonia, indagando incrédula preguntó: Hija mía, ¿qué es lo que harás allí? Estarán presentes las más bellas y ricas doncellas de la corte, por favor sácate esa idea de la cabeza, yo sé que debes estar sufriendo, pero no conviertas el sufrimiento en locura.
La hija respondió: No querida madre, no estoy sufriendo y mucho menos estoy loca, yo se que jamás podré ser la escogida, pero es mi oportunidad de estar cuando menos algunos momentos, cerca del príncipe y esto ya me hace feliz. Por la noche, la joven llegó al palacio y en verdad, allí estaban las más bellas chicas, con las más bellas ropas, con las mas bellas joyas y aun más, con las más determinadas intenciones. Finalmente, el príncipe anuncio el desafío: Les daré a cada una de ustedes una semilla, y aquella dama que dentro de seis meses me traiga la más bella flor, será escogida como mi esposa y futura emperatriz de China.
La propuesta del príncipe no se desvió de las profundas tradiciones de aquel pueblo que valorizaba mucho la especialidad de cultivar algo, ya fuesen costumbres, amistades, relaciones, etc. El tiempo pasó y la dulce joven, que no tenía mucha habilidad en las artes de jardinería, cuidaba con mucha paciencia y ternura su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgiese con la misma extensión de su amor, ella no necesitaría preocuparse con el resultado. Pasaron tres meses y nada surgió.
La joven intentó de todo, usando todos los métodos conocidos de cultivo, pero nada había nacido. Día tras día ella veía cada vez más lejano su sueño y cada vez más profundo era su amor. Por fin, los seis meses pasaron y nada había brotado... Consciente de su esfuerzo y dedicación, aquella joven le informó a su madre que independientemente de las circunstancias, iría al palacio en la fecha y hora acordadas, pues no pretendía nada más que algunos momentos cerca de la compañía del príncipe. En la hora marcada, estaba allí ella y las demás pretendientes, sólo que su vasija estaba vacía y las otras jóvenes pretendientes, tenían todas flores bellísimas variadas en formas y colores. Ella estaba admirada, nunca había visto tan bella escena. Finalmente, llegó el momento esperado y el príncipe observa la vasija de cada una de las pretendientes con mucho cuidado y atención. Después de pasar por todas, una por una, anuncia el resultado e indica que aquella bella joven, la hija de la sierva del palacio sería su futura esposa.
Los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones ... Nadie comprendía por qué había escogido justamente aquella que nada había cultivado. Entonces el príncipe les aclaró: Esta fue la única que cultivó la flor que es digna de ser convertida en mi emperatriz. La flor de la honestidad, pues todas las semillas que les había entregado eran estériles.

jueves, 5 de marzo de 2009

Libertad...


Un lobo flaco y hambriento
Un lobo flaco y hambriento, encontró por casualidad a un perro bien nutrido. Luego de detenerse para cambiar el saludo, preguntó el lobo:
- ¿De donde vienes que estás tan lucido? ¿Qué comes para estar de tan buena apariencia? Yo, que soy más fuerte, me muero de hambre.
- Igual fortuna tendrías que yo -respondió el perro simplemente-, si quisieras prestar a mi amo los mismos servicios que yo le presto.
- ¿Qué servicios son estos? - pregunto el lobo.
- Guardar su puerta y defender de noche su casa contra los ladrones.
- Bien: estoy dispuesto; ahora sufro las lluvias y las nieves en los bosques arrastrando una vida miserable. Cuanto más fácil me sería vivir bajo techado y saciarme tranquilo con abundante comida!
- Pues bien -dijo el perro-, ven conmigo.
Mientras caminaban, vio el lobo el cuello pelado del perro por causa de la cadena.
- Dime, amigo - le dijo- De donde viene eso?
- No es nada.
- Dímelo, sin embargo, te lo suplico.
- Como les parezco demasiado inquieto -repuso el perro- me atan de día para que duerma cuando hay luz y vigile cuando llega la noche. Al caer el crepúsculo ando errante por donde me parece. Me traen el pan sin que yo lo pida; el amo me da los huesos de su propia mesa; los criados me dan los restos y las salsas que ya nadie quiere.
De modo que, sin trabajo, se llena mi barriga.
- Pero si deseas salir y marcharte donde quieras, ¿te lo permiten?
- No, eso no - dijo el perro.
- Pues entonces - contestó el lobo- goza tú de esos bienes, “estimado” perro; porque yo no quisiera ser rey a condición de no ser libre.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Nuestros fantasmas...


Alonso sentía que su corazón se aceleraba ante las ofensas. ¿Por qué le llamaban cobarde?...
Ansiaba romperles la nariz a todos ellos. En aquella taberna sevillana de mediados del siglo XIX, el vino caldeaba los ánimos de los jóvenes que discutían sobre cualquier tema hasta pasada la media noche. Pero el llamarle “cobarde”, era algo que lo sacaba de quicio. Decidió encararse con ellos.
--¡Demostradme que soy cobarde, o pedidme disculpas!
--Bueno, contestó uno de ellos, demuestra tú que eres valiente. Toma mi puñal con empuñadura de plata, ve al cementerio y clávalo en la tierra de la tumba de tu abuelo. Mañana todos comprobaremos tu hazaña.
Alonso salió con decisión y aunque la noche era tibia, la sintió fría. Se abrigó con la gruesa capa que su madre había cosido a mano para él. Sintió frío a pesar de ello. Entró en el camposanto y escuchó las doce campanadas de la media noche. Corriendo llegó a la tumba del abuelo.
Siempre le había temido. Aún estando vivo sentía casi horror en su presencia. Ahora muerto, sentía más que temor, pánico con la sola idea de verle de nuevo. Nerviosamente sacó el puñal. Con gesto rápido, mientras miraba hacia atrás, clavó hasta la empuñadura el arma en el suelo.
Tembloroso, sudando frío, se levantó y se abrigó fuertemente con la capa. Al empezar a caminar no pudo dar ni un paso. Sintió claramente como lo sujetaban con firmeza por la espalda. Horrorizado no se atrevió a mirar hacia atrás. Presentía que el abuelo estaba allí para castigar su osadía.
Cayó de rodillas, tembloroso, implorando clemencia. Su corazón se aceleró incontenible y sintió que se le nublaba la vista. Cuando los amigos llegaron por la mañana lo encontraron muerto, aferrado a la capa que lo cubría y cuyo extremo había quedado atravesado por el puñal clavado en tierra. ¡Esto era lo que lo había sujetado!

martes, 3 de marzo de 2009

No huyamos de él ,.. acabemos con él


El florero de porcelana
El Gran Maestro y el Guardián se dividían la administración de un monasterio Zen.Cierto día, el Guardián murió y fue preciso substituirlo.El Gran Maestro reunió a todos los discípulos para escoger quién tendría la honra de trabajar directamente a su lado.
- Voy a presentarles un problema -dijo el Gran Maestro- y aquél que lo resuelva primero, será el nuevo guardián del Templo.
Terminado su corto discurso, colocó un banquito en el centro de la sala. Encima estaba un florero de porcelana seguramente carísimo, con una rosa roja que lo decoraba.
- Éste es el problema -dice el Gran Maestro -resuélvanlo-.
Los discípulos contemplaron perplejos el "problema", por lo que veían los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor.¿Qué representaba aquello?
¿Qué hacer? ¿Cuál sería el enigma?
Pasó el tiempo sin que nadie atinase a hacer nada salvo contemplar el "problema", hasta que uno de los discípulos se levantó, miró al maestro y a los alumnos, caminó resolutamente hasta el florero y lo tiró al suelo, destruyéndolo.
- Al fin alguien que lo hizo !!! - exclamó el Gran Maestro-, empezaba a dudar de la formación que les hemos dado en todos estos años !!, Usted es el nuevo guardián.
Al volver a su lugar el alumno, el Gran Maestro explicó:
- Yo fui bien claro: dije que ustedes estaban delante de un "problema".No importa cuán bello y fascinante sea un problema, tiene que ser eliminado.Un problema es un problema; puede ser un florero de porcelana muy caro, un lindo amor que ya no tiene sentido, un camino que precisa ser abandonado, por más que insistimos en recorrerlo porque nos trae confort..."Solo existe una manera de lidiar con un problema": atacándolo de frente.En esas horas, no se puede tener piedad, ni ser tentado por el lado fascinante que cualquier conflicto acarrea consigo.Recuerda que un problema, es un problema.No tiene caso tratar de "acomodarlo" y darle vueltas, si al fin y al cabo ya no es otra cosa más que "UN PROBLEMA".Déjalo, hazlo a un lado y continúa disfrutando de lo hermoso y lo que vale la pena en la vida.No huyas de él... acaba con él!.


lunes, 2 de marzo de 2009

¿Qué lugar puede tener quien todavía piensa que “juntos somos más” y que el bien de todos es también el bien de uno ?


La fábula de la zorra y los peces

Cuenta la leyenda* que al crear Dios a los animales, le dio jurisdicción sobre todos ellos al Ángel de la Muerte, pero que para que fuera efectiva, el ángel debía tirar al mar a un ejemplar de cada criatura.
El ángel comenzó a hacerlo, y al ver esto la zorra comenzó a llorar.
- ¿Por qué lloras?, preguntó el ángel.
- Lloro por mi compañero que tiraste al mar
- ¿Dónde está tu compañero?, volvió a preguntar el ángel.
La zorra se aproximó a la orilla, y al ver la imagen de ésta reflejada en el agua, el ángel pensó que esa era la que había tirado, y así la zorra pudo escapar.
Un año después Leviatán, el señor del mar, reunió a todos sus súbditos y vio que faltaba la zorra. Al pedir explicaciones, le contaron lo que había pasado y sintió una fuerte envidia por la astucia de la zorra. Mandó entonces a los peces a que la trajeran delante suyo.
Al encontrarla, los peces comenzaron a alabar su inmensa inteligencia hasta que la convencieron de acompañarlos al fondo del mar. Pronto la zorra se arrepintió, y trató de salvarse:
- Díganme la verdad – dijo – ¿para qué me trajeron?
- Nuestro amo, Leviatán, siente envidia de tu inteligencia y quiere arrancarte el corazón y devorarlo, para volverse tan sabio como tú.
- ¿Por qué no me lo dijisteis antes – respondió la zorra – hubiera traído mi corazón y Leviatán se los hubiera agradecido, pero ahora estáis en apuros. Es una costumbre entre las zorras dejar su corazón en el lugar donde vivimos, vamos de acá para allá sin él y sólo lo tomamos cuando lo necesitamos.
Aterrados de pensar en no poder cumplir con su misión, los peces llevaron de vuelta a la zorra a tierra firme para que buscara su corazón. Antes de escapar de ellos para siempre, la zorra les dijo:
- ¡Tontos!, ¿existe acaso en el mundo alguna criatura que pueda existir sin corazón?
Al ver esta escena, el Angel de la Muerte decidió desmentir a la zorra, y pidió a Dios que creara una criatura que pudiera vivir sin corazón.
- ¡Sea! – dijo Dios (que por algo era Dios) – crearé una criatura capaz de vivir sin corazón, pero también será capaz de arrancarse un pedazo del suyo para dárselo a quien lo perdió. Y sólo él podrá decidir cuál de esos caminos tomará.
Y creó al hombre.
Moraleja (a falta de respuestas, siempre hay una moraleja !!):
Existen los Leviatanes que devoran los corazones ajenos.
Están quienes pasan por la vida sin corazón.
Y están quienes se arrancan un pedazo del suyo para dárselo a quienes lo perdieron.
Y la decisión – dijo Dios – les pertenece.

domingo, 1 de marzo de 2009

La vida es un espejo...


EL ESPEJO
Renato casi no vio a la señora, que estaba en el coche parado, al costado de la carretera. Llovía fuerte y era de noche. Pero se dió cuenta que ella necesitaba de ayuda...
Así, detuvo su coche y se acercó. El coche de la señora olía a tinta, de tan nuevo. La señora pensó que pudiera ser un asaltante. Él no inspiraba confianza, parecía pobre y hambriento...
...Renato percibió que ella tenía mucho miedo y le dijo: “Estoy aqui para ayudarla señora, no se preocupe. ¿Por qué no espera en el coche que está más calentito? A propósito, mi nombre es Renato”...
...Bueno, lo que pasaba es que ella tenía una llanta pinchada y para colmo era una señora de edad avanzada, algo bastante incómodo. Renato se agachó, colocó el gato mecánico y levantó el coche. Luego ya estaba cambiando la llanta. Pero quedó un poco sucio y con una herida en una de las manos...
...Cuando apretaba las tuercas de la rueda ella abrió la ventana y comenzó a conversar con él. Le contó que no era del lugar, que sólo estaba de paso por alli y que no sabía cómo agradecer por la preciosa ayuda. Renato apenas sonrió mientras se levantaba...
...Ella preguntó cuánto le debía. Ya había imaginado todas las cosas terríbles que podrían haber pasado si Renato no hubiese parado para socorrerla. Renato no pensaba en dinero, le gustaba ayudar a las personas...
...Este era su modo de vivir. Y respondió: “Si realmente quisiera pagarme, la próxima vez que encontrase a alguien que precise de ayuda, dele a esa persona la ayuda que ella necesite y acuérdese de mí”...
...Algunos kilómetros después, la señora se detuvo en un pequeño restaurant. La camarera vino hasta ella y le trajo una toalla limpia para que secase su mojado cabello y le dirigió una dulce sonrisa...
...La señora notó que la camarera estaba con casi ocho meses de embarazo, pero por ello no dejó que la tensión y los dolores le cambiaran su actitud...
...La señora quedó curiosa en saber cómo alguien que teniendo tan poco, podía tratar tan bien a un extraño. Entonces se acordó de Renato. Después que terminó su comida, y mientras la camarera buscaba cambio, la señora se retiró...
...Cuando la camarera volvió quiso saber a dónde la señora pudo haber ido, cuando notó algo escrito en la servilleta, sobre la cual tenía 4 billetes de 1000 euros...
...Le cayeron las lágrimas de sus ojos cuando leyó lo que la señora escribió.
Decía:
- Tú no me debes nada, yo tengo bastante. Alguien me ayudó hoy y de la misma forma te estoy ayudando. Si tú realmente quisieras reembolsarme este dinero, no dejes que este círculo de amor termine contigo, ayuda a alguien...
...Aquella noche, cuando fue a casa, cansada, se acostó en la cama; su marido ya estaba durmiendo y ella quedó pensando en el dinero y en lo que la señora dejó escrito...
...¿Cómo pudo esa señora saber cuánto ella y el marido precisaban de aquel dinero?. Con el bebé que estaba por nacer el próximo mes, todo estaba difícil...
...Quedó pensando en la bendición que había recibido, y dibujó una gran sonrisa...
...Agradeció a Dios y se volvió hacia su preocupado marido que dormía a su lado, le dió un beso suave y susurró:
-Todo estará bien: ¡te amo...Renato!


No te contagies de la falta de amabilidad que nos rodea . No dejes de hacer el bien.
LA VIDA ES ASÍ... UN ESPEJO... TODO LO QUE TÚ DAS, ¡ VUELVE A TI !