Un mundo de ILUSIONES

Este lugar es habitado por las niñas y los niños perdidos liderados por el héroe o quizás heroína, Peter Pan. La población de dicho país agrupa también a temibles piratas como el Capitán Garfio y salvajes indios. Otros tipos de seres como el hada, Campanilla y el Cocodrilo que se llevó la mano del Capitán Garfio habitan este lugar donde el tiempo no avanza y las aventuras predominan por cualquier rincón. De acuerdo con la leyenda, si alguien desea llegar a este lugar deberá de girar la segunda estrella a la derecha, volando hasta el amanecer.

domingo, 30 de noviembre de 2008

Érase una vez la paz

Érase una vez la paz es un canto, es un deseo, pero también una afirmación: La paz es posible.
Y como estamos en Un Mundo de Ilusiónes...

LA HISTORIA DE LA RESURRECCIÓN DEL PAPAGAYO

El papagayo cayó en la olla que humeaba. Se asomó, se mareó y cayó. Cayó por curioso, y se ahogó en la sopa caliente. La niña, que era su amiga, lloró.
La naranja se desnudó de su cáscara y se le ofreció de consuelo.
El fuego que ardía bajo la olla se arrepintió y se apagó.
Del muro se desprendió una piedra.
El árbol, inclinado sobre el muro, se estremeció de pena, y todas sus hojas se fueron al suelo.
Como todos los días llegó el viento a peinar el árbol frondoso, y lo encontró pelado. Cuando el viento supo lo que había ocurrido perdió una ráfaga.
La ráfaga abrió la ventana, anduvo sin rumbo por el mundo y se fue al cielo.
Cuando el cielo se enteró de la mala noticia se puso pálido.
Y el viendo al cielo blanco, el hombre se quedó sin palabras.
El alfarero de Ceará quiso saber. Por fin el hombre recuperó el habla, y contó que el papagayo se había ahogado
Y la niña había llorado
Y la naranja se había desnudado
Y el fuego se había apagado
Y el muro había perdido una piedra
Y el árbol había las hojas
Y el viento había perdido una ráfaga
Y la ventana se había abierto
Y el cielo había quedado sin color
Y el hombre sin palabras.
Entonces el alfarero reunió toda la tristeza. Y con esos materiales, sus manos pudieron renacer al muerto.
El papagayo que brotó de la pena tuvo plumas rojas del fuego
Y plumas azules del cielo
Y plumas verdes de las hojas del árbol
Y un pico duro de piedra y dorado de naranja
Y tuvo palabras humanas para decir
Y agua de lágrimas para beber y refrescarse
Y tuvo una ventana abierta para escaparse
Y voló en la ráfaga del viento.


EDUARDO GALEANO

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