Un mundo de ILUSIONES

Este lugar es habitado por las niñas y los niños perdidos liderados por el héroe o quizás heroína, Peter Pan. La población de dicho país agrupa también a temibles piratas como el Capitán Garfio y salvajes indios. Otros tipos de seres como el hada, Campanilla y el Cocodrilo que se llevó la mano del Capitán Garfio habitan este lugar donde el tiempo no avanza y las aventuras predominan por cualquier rincón. De acuerdo con la leyenda, si alguien desea llegar a este lugar deberá de girar la segunda estrella a la derecha, volando hasta el amanecer.

lunes, 20 de julio de 2009

Información, formación y a veces no saber aplicarla

EL BUS DE LOS ANIMALES.
Todas las mañanas, a las 7:00p.m, pasa el bus de los animales. En la primera parada se sube el cochino, que es ingeniero municipal. Según su curriculum, regresó de la mejor universidad del país. En la segunda parada, se monta un mono, que es abogado y trabaja en el tribunal supremo de justicia. En la tercera parada se sube la cotorra, que es directora del liceo más prestigioso de la ciudad. Y en la cuarta, se sube una hormiguita, que es simplemente una obrera, y no se graduó en ninguna universidad, y medio sabe leer y escribir. El conductor que es un elefante, observa todos los días lo que ocurre en su destartalado bus. Sobre todo a los que presumen tener títulos prestigiosos, como el cochino, el mono y la cotorra.
El cochino, que es ingeniero municipal, y su deber es velar por las obras públicas de la ciudad, el buen mantenimiento y limpieza de la misma, se sube con un montón de golosinas, refrescos, comidas y chucherías al bus del elefante. Mientras llega a su trabajo, en la alcaldía, traga todo lo que en sus brazos lleva. Llena de migas y de grasa el asiento que ocupa, y arroja los envoltorios por la ventana: que si botellas, bolsas, pitillos, trozos de pizza que ya no quiere comer, y que caen en las caras de otros ciudadano y hasta el rostro del monumento de Simón Bolivar, u otro prócer ilustre ya sea poeta, escritor o militar. Y para de paso, raya con un marcador el espaldar del asiento que está en su frente: "oye mamita, tú sí que estás guena"
El mono, que se las da de educado, inteligente y que defiende los derechos y deberes de los ciudadanos, se sienta con su traje ejecutivo apretadote y su corbata planchada. Todo hinchadote, con la frente en alto, la carota seria, abrazando su prestigioso portafolios cuyas cerraduras son de oro. Entonces se sube una señora embarazada, trabajadora y pobre; pero como todos los puestos están ocupados, a la pobre mujer le toca ir parada, agarradas de las barandas que cuelgan en el techo, soportando los frenazos del bus, cuyo chofer le saca la madre al otro conductor que se la adelanta. Y como el mono abogado ocupa el primer asiento, no es capaz de cederle el puesto a la mujer embarazada. Ni siquiera la mira, pues va puliéndose las uñas, luciendo su anillo de grado. Acariciando su celular de cámara, pensando a que corrupto va a sacar de la cárcel para llenarse de dinero y por fin comprase el carro lujoso que tanto sueña; devolverlo a la agencia, y luego sacarse uno más lujoso. Pero la hormiga obrera que no tiene título, se compadece de la mujer y le cede su puesto, pues ni el cochino ingeniero municipal se digna de otorgarle por cortesía el suyo.
La cotorra que es directora del liceo más prestigioso de la ciudad, va conversando con otra amiga en el puesto que ocupa. De pronto suena su celular- un reaggettón cabilla- y responde: es su marido, que necesita dinero para comprarle pañales a su bebé que se hizo popo.
-¡Mire mal parido!- le responde la cotorra gritando en voz alta- ¡No te dije que le fiaras la señor de la bodega, y que se lo pagamos el mes entrante con el sexto tique que me llegue?
-Pero si le debemos desde el diciembre pasado. Y nos tilda de morosos en este mísero barrio. Me da mucha pena- Le responde el cotorro.
-¡Mire cabrón de playa!-Le grita la cotorra-¡Ya estoy harta. Ya estoy harta. Embojota a ese enclenque baboso con un periódico. Con el periódico que me dieron ayer en la escuela, sobre la semana aniversaria de la misma. Con tal, yo ni lo leo. Ahhh, díle a tu hermanita, que cuando llegue, le voy a reventar las narices pa' ver cual es la guebonada que tiene conmigo, pues la sorprendí hablando mal de mí y de mi mamá: que yo te metí el hijo que tenemos y que no es tuyo. Dile que le voy a sacar el hígado con una patada en le trasero.
Y sigue discutiendo allí, mientras todos la escuchan y se burlan de ella.
Pero solo la hormiguita obrera, que no tiene título , y medio sabe leer y escribir, es la única que tiene modales. Es aseada, le cede el puesto en el bus a los incapacitados y mujeres embarazadas. Y conversa con buenos modales. Cuida las unidades de tránsito. Trabaja con vocación y amor en su oficio; y da buen ejemplo de lo que hace para que las futuras generaciones de su ciudad conserven y valoren todo lo que tienen: sus recursos naturales, sus servicios públicos y la paz del bienestar y orden común. Ella es la única que paga su pasaje con dinero. En cambio el cochino ingeniero municipal, el mono abogado y la cotorra directora y educadora, pagan el pasaje con los tiques de sus hijos.
De regreso, en la tarde, sucede lo mismo: el cochino, el mono y la cotorra, ejercen sus títulos universitarios pero con los pies. ¡Y cada día es peor! Y eso que hacen postgrados y doctorados en sus respectivas carreras.
Finalmente el chofer elefante saca sus propias conclusiones y dice: "Yo nunca estudié . Ni tengo título de ningún grado. Pero así como conduzco esta chatarrita, que me da de comer para mí, mis hijos y mi esposa, sé también conducir mi vida, por el buen camino que Dios manda"
Y le da la cola a todas las personas pobres como la hormiguita obrera y la mujer embarazada.
(Cuento venezuelano)

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