
Leer los pensamientos
La maldita rata de alcantarilla era capaz de leerme los pensamientos. Sabía cuándo me escondía para cazarla (se burlaba de mi ingenuidad), cuándo le dejaba veneno (agitaba violentamente su bigote para imprecarme) y hasta cuándo tenía pensamientos hostiles hacia ella (me miraba pensativa). Además me vigilaba cuando estaba mediando y movía las patas como queriendo dar una opinión. Después de meses de una guerra sin cuartel (en la que yo perdía siempre), opté por intentar una convivencia pacífica; pero no sabiendo cómo aprovecharme de ese maravilloso don que tenía, nos sentábamos juntos a ver televisión y dejaba que ella manejara el control remoto del televisor.
La maldita rata de alcantarilla era capaz de leerme los pensamientos. Sabía cuándo me escondía para cazarla (se burlaba de mi ingenuidad), cuándo le dejaba veneno (agitaba violentamente su bigote para imprecarme) y hasta cuándo tenía pensamientos hostiles hacia ella (me miraba pensativa). Además me vigilaba cuando estaba mediando y movía las patas como queriendo dar una opinión. Después de meses de una guerra sin cuartel (en la que yo perdía siempre), opté por intentar una convivencia pacífica; pero no sabiendo cómo aprovecharme de ese maravilloso don que tenía, nos sentábamos juntos a ver televisión y dejaba que ella manejara el control remoto del televisor.
(Alejandro Ramírez)
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