Un mundo de ILUSIONES

Este lugar es habitado por las niñas y los niños perdidos liderados por el héroe o quizás heroína, Peter Pan. La población de dicho país agrupa también a temibles piratas como el Capitán Garfio y salvajes indios. Otros tipos de seres como el hada, Campanilla y el Cocodrilo que se llevó la mano del Capitán Garfio habitan este lugar donde el tiempo no avanza y las aventuras predominan por cualquier rincón. De acuerdo con la leyenda, si alguien desea llegar a este lugar deberá de girar la segunda estrella a la derecha, volando hasta el amanecer.

domingo, 10 de enero de 2010

Ser mudo y rebuznar…

El asno letrado
El rey estaba cansado de la costumbre de Nasrudín de llevar a su burro con él a la corte.
-De hoy en adelante –decretó-, ningún iletrado podrá mostrar su rostro en mi presencia. A menos que enseñes a tu burro a leer, mulá, te ordeno que lo dejes fuera de palacio.
Durante tres semanas Nasrudín apareció ante el rey sin su animal, pero pasado ese tiempo, llevó un día al animal al trono real.
-¿Tan débil es tu mente que ya has olvidado mi decreto? –bramó el rey.
-Con vuestro permiso, Excelencia, os demostraré que el burro sabe leer.
Necesitado de entretenimiento, el monarca dio su consentimiento, después de lo cual, Nasrudín sacó el Corán y lo puse en el suelo, delante del burro. Efectivamente, el animal pasó varias páginas con su lengua y, al llegar al final del Libro Santo, la criatura empezó a rebuznar sonoramente.
-Confío en que vuestra majestad estará satisfecho –dijo el mulá.
-No hasta que me digas cómo has realizado este acto milagroso –exigió el soberano.
-Fue fácil –dijo Nasrudín-, entrené al animal cubriendo cada página con avena. Cada vez que le presentaba el libro, se comía la avena y volvía la página en busca de más. Después de tres semanas, llegó a asociar el Corán con la comida. Ahora rebuzna porque, con todo su lamer y buscar, no encuentra su comida.
-¡Este ejercicio no demuestra nada! –replicó el rey.
-Perdonadme, majestad, pero debo disentir: prueba que se puede enseñar a leer a cualquier animal mudo.
De “Cuentos sufíes para pensar”, de Idries Shah

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