
Y el otro filósofo respondió: Voy a la búsqueda de la fuente de la eterna juventud que por lo que he leído, mana entre estos montes. He hallado unas escrituras que mencionan esa fuente, manando hacia el sol por estos rumbos. Y tú ¿que estás buscando?.
El primer filósofo contestó: Ando en busca del misterio de la muerte. Después, cada uno de ellos pensó que el otro era un necio y visionario y comenzaron a disputar enardecidos y a culparse ambos de ceguera de espíritu.
En tanto los dos filósofos se insultaban, un forastero, un varón al que creían el tonto del pueblo, pasó por allí y al escuchar que aquellos dos varones peleaban con ardor, se paró un instante a oír lo que decían.
Después el recién llegado se aproximó a los filósofos y dijo:
Amigos, parece ser que los dos sois de la misma escuela filosófica y que decís lo mismo, solamente que con distintas palabras. Uno busca la fuente de la eterna juventud y el otro busca el misterio de la muerte. No obstante, si bien razonáis, ambas cosas son la misma y se encuentran dentro de vosotros mismos.
Después, el forastero se dio media vuelta, exclamando: Adiós, varones serpientes.
Y al irse, sonrió con indulgencia.
Los dos filósofos se miraron callados y luego comenzaron a reírse de sí mismos. Y uno de ellos terminó: Bueno, ¿que opinas si, ahora, andamos juntos, para buscar juntos.....?
(Anónimos)
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