
NUESTROS AMIGOS LOS OSOS
Un cazador, mientras camina por la orilla de un río, se encuentra de pronto en presencia de un drama de la naturaleza: un enorme cocodrilo, tras haber atrapado de un bocado la pata de un oso, trata de arrastrarlo dentro del agua. El hombre mata sin dudarlo al cocodrilo con su carabina, liberando así al oso malherido. Éste lleva un collar en torno al cuello: resulta que pertenece a un circo que está acampado a unos cientos de metros de allí. A partir de este momento, el oso da muestras de un agradecimiento y de un afecto desbordante hacia su salvador.
Algún tiempo después, el hombre seguido de su nuevo amigo el oso va a hacerle una visita al propietario del circo. Trata de negociar el rescate del plantígrado, arguyendo que hasta ese día ha vivido solo y que por fin ha encontrado a un amigo para llenar esa soledad “Trato hecho”, responde el propietario del circo que termina por ceder ante la insistencia del cazador.
El hombre y el oso se ponen a vivir juntos, el oso velando por su nuevo amo como si se fuera éste la niña de sus ojos.
Un día, el hombre decide echar una cabezadita. Le ruega a su compañero que espante las pesadas moscas que no paran de zumbar por encima de su cama. Una vez dormido el hombre, una mosca, burlando la vigilancia del animal, se posa en la frente del durmiente. El oso, tras haber agitado en vano sus patas para obligarla a emprender el vuelo y preocupado de preservar el sueño de su amigo, decide recurrir a procedimientos más expeditivos. Coge entonces una enorme piedra, la lleva a la habitación del durmiente y la deja caer sobre el insecto. Este último muere en el acto así como también el durmiente.
(Siempre es preferible tener un enemigo que un amigo idiota)
Un cazador, mientras camina por la orilla de un río, se encuentra de pronto en presencia de un drama de la naturaleza: un enorme cocodrilo, tras haber atrapado de un bocado la pata de un oso, trata de arrastrarlo dentro del agua. El hombre mata sin dudarlo al cocodrilo con su carabina, liberando así al oso malherido. Éste lleva un collar en torno al cuello: resulta que pertenece a un circo que está acampado a unos cientos de metros de allí. A partir de este momento, el oso da muestras de un agradecimiento y de un afecto desbordante hacia su salvador.
Algún tiempo después, el hombre seguido de su nuevo amigo el oso va a hacerle una visita al propietario del circo. Trata de negociar el rescate del plantígrado, arguyendo que hasta ese día ha vivido solo y que por fin ha encontrado a un amigo para llenar esa soledad “Trato hecho”, responde el propietario del circo que termina por ceder ante la insistencia del cazador.
El hombre y el oso se ponen a vivir juntos, el oso velando por su nuevo amo como si se fuera éste la niña de sus ojos.
Un día, el hombre decide echar una cabezadita. Le ruega a su compañero que espante las pesadas moscas que no paran de zumbar por encima de su cama. Una vez dormido el hombre, una mosca, burlando la vigilancia del animal, se posa en la frente del durmiente. El oso, tras haber agitado en vano sus patas para obligarla a emprender el vuelo y preocupado de preservar el sueño de su amigo, decide recurrir a procedimientos más expeditivos. Coge entonces una enorme piedra, la lleva a la habitación del durmiente y la deja caer sobre el insecto. Este último muere en el acto así como también el durmiente.
(Siempre es preferible tener un enemigo que un amigo idiota)
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