Un mundo de ILUSIONES

Este lugar es habitado por las niñas y los niños perdidos liderados por el héroe o quizás heroína, Peter Pan. La población de dicho país agrupa también a temibles piratas como el Capitán Garfio y salvajes indios. Otros tipos de seres como el hada, Campanilla y el Cocodrilo que se llevó la mano del Capitán Garfio habitan este lugar donde el tiempo no avanza y las aventuras predominan por cualquier rincón. De acuerdo con la leyenda, si alguien desea llegar a este lugar deberá de girar la segunda estrella a la derecha, volando hasta el amanecer.

domingo, 28 de diciembre de 2008

Cantarse siempre así mismo aburre al auditorio


EL ARPA DOMESTICADA

En la quebrada de Lungmen se levantaba hace mucho, muchísimo tiempo, un árbol kiri, que era el verdadero rey de la floresta. Su copa era tan alta que podía hablar con las estrellas, y sus raíces se hundían tan profundamente en la tierra que se mezclaban sus anillos de bronce con los del dragón de plata que dormía debajo.
Un poderoso mago hizo de este árbol un arpa maravillosa cuyo férreo espíritu sólo podía serenar el mejor de los músicos. Durante mucho tiempo, aquel instrumento formó parte del tesoro del emperador de China, pero ninguno de los músicos que habían intentado obtener una melodía de sus cuerdas lo había conseguido. Como respuesta a tanto esfuerzo, el arpa no daba más que ásperas notas de desprecio sin armonía. El arpa se negaba a reconocer un dueño.
Hasta que llegó Peiwoh, el príncipe de los arpistas. Con dedos delicados acarició el arpa como si intentara amansar a un caballo rebelde y empezó a pulsar dulcemente las cuerdas. Cantó a la naturaleza y a las estaciones ¡y todos los recuerdos del arpa despertaron! De nuevo, la dulce brisa de la primavera jugó entre sus ramas. Después, Peiwoh varió de tono y cantó al amor. El bosque se inclinó como un ardiente muchacho perdido en sus pensamientos. El tono volvió a cambiar. Peiwoh cantó a la guerra, al entrechocar de espadas, al relinchar de caballos…
El monarca celeste, extasiado, preguntó a Peiwoh cuál era el secreto de su victoria.
- Señor- contestó-, todos fracasaron porque no cantaban a otra cosa que a sí mismo. Yo he dejado que el arpa eligiera el tema y, en realidad, no sabría decir si el arpa era Peiwoh o Peiwoh era el arpa



Adaptación de una leyenda china realizada por L. Jordá para Érase que se era.

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