
TODO PUEDE SER NUESTRO MAESTRO
Un yogui hindú, desesperado por el silencio de la divinidad, juró un día:
- ¡Oh Dios, si no te me apareces en los tres próximos días, dejaré de comer!
Durante los tres días siguientes, pasó una mendiga, luego un loco y, por último, un perro vagabundo. Al cabo del cuarto día, la divinidad se le apareció al yogui que exclamó:
-¡Ah!... ¡Aquí estás por fin!
La divinidad le respondió:
- ¡Por tres veces he venido a verte y tú no me has reconocido! ¡Yo era la mendiga, era el loco y era el perro vagabundo!
Un yogui hindú, desesperado por el silencio de la divinidad, juró un día:
- ¡Oh Dios, si no te me apareces en los tres próximos días, dejaré de comer!
Durante los tres días siguientes, pasó una mendiga, luego un loco y, por último, un perro vagabundo. Al cabo del cuarto día, la divinidad se le apareció al yogui que exclamó:
-¡Ah!... ¡Aquí estás por fin!
La divinidad le respondió:
- ¡Por tres veces he venido a verte y tú no me has reconocido! ¡Yo era la mendiga, era el loco y era el perro vagabundo!
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